martes, 22 de enero de 2013

Y el odio apareció (II)

Y Destino se giró bruscamente, cogió su pluma y dándole la vuelta al maltrecho folio comenzó a escribir como un poseso, dejándose llevar por la ira, por el enfado, por el fuego que llevaba dentro de sus propias entrañas al ver presas a la luz y el honor. Cada letra que escribía llenaba de ilusión al bando perdedor del encuentro anterior, cada palabra terminada era un cántico que resonaba en el feudo aliado alentando a sus jugadores hacia la victoria, cada frase henchía de valor a los peones del juego de cara a la revancha más deseada, la más dulce.
Conforme iba transcurriendo el relato, las luces del honor y la verdad se hacían más y más grandes, empezaban a iluminar todo el habitáculo del Destino que contemplaba con orgullo como cada uno de sus giros de muñeca con la pluma acrecentaban las ganas de victoria y de venganza de la luz y el honor, que solo aguardaban el momento en que el encuentro diera comienzo para abalanzarse sobre sus enemigos.
El silbato del juez del partido resonó en toda la habitación, era el pitido inicial que no solo daba comienzo a un mero partido, daba comienzo a una guerra encarnizada entre los valores más oscuros y los más nobles.
Las luces, en todo su esplendor, arropados por el calor de la afición que Destino describía en su relato, se lanzaron sin pensarlo dos veces a atacar a la negra oscuridad, con puños y dientes apretados, con el puro enfado en sus ojos de la injusticia del encuentro anterior. Destino se giró hacia el campo de batalla y pudo observar en último momento como aquellas dos luces, blancas, puras e inocentes, se ensuciaban con un pálido color grisáceo que empañaba su pureza. El odio hacía acto de presencia en la batalla y enturbiaba cada uno de sus ataques. 
No tardaron en darse el primer golpe, la oscuridad logró con suma facilidad y frialdad evadir el golpe de las luces y en ese preciso instante, golpeó con brusquedad. La verdad y el honor pasaron de la euforia de poder ver cumplida su venganza, a la vergüenza de volver a verse golpeados por el egoísmo y la codicia.
Cada golpe aumentaba más y más el odio, y con el odio el blancor se tornaba en negro, hasta que el quinto golpe de la oscuridad dejó sin aliento a las turbias luces, que veían como la afición del encuentro se iba con lágrimas en los ojos, que contemplaban perplejas como sus más fieles seguidores, los que les habían apoyado siempre, se marchaban cabizbajos avergonzados ante su actitud. El odio, tras ensuciar la batalla se marchó, y dejo su puesto a la vergüenza y al arrepentimiento.
Y así, el Destino contemplaba como su folio seguía dominado por la oscuridad del encuentro anterior, como el egoísmo y la codicia habían jugado con los sentimientos de los más puros para darles una estocada fatídica que destruyera las ilusiones de toda una afición, para que sus enemigos no recobraran la esperanza de alzarse ganadores de la batalla.
Con esos cinco golpes terminó el relato el escritor, que mientras posaba su pluma sobre el tintero derramado, se giraba a ver con sus propios ojos a las luces arrodilladas ante su enemigo, a dos sentimientos nobles a merced de los sentimientos más deleznables. Y decidió, que esto aún no había terminado, que era justo concederles otra oportunidad, que un tercer encuentro podría suponer un rayo de esperanza que volviera a igualar la batalla.
Aunque en su mente aún resonaban los oscuros golpes, Destino confió en las luces, porque un sentimiento puro siempre merece ser apoyado.

Amunt València!, Amunt Afició!

http://www.youtube.com/watch?v=hO2AFvJiWyQ


2 comentarios:

  1. Hola me llamo Paco, soy valencianista hasta la medula, y compañero de trabajo tu madre.
    Encantado de escribir en tu blog y felicitarte por tus grandes comentarios sobre nuestro Valencia c.f, un saludo.

    En cuanto al partido así lo viví yo.
    El encuentro llegaba bajo un tenso ambiente tras el controvertido y polémico arbitraje de Muñiz Fernández en el partido de Copa, Al revés que en el partido de Copa, el planteamiento de Valverde, fue caótico.
    El "Txingurri" colocó la línea defensiva muy adelantada, pero sin presión de los hombres del centro del campo.
    Escenario perfecto para un Real Madrid que se mueve como nadie con espacios y jugando a la contra, en especial dos de sus hombres, Cristiano y Di Maria.
    Así que como tu bien dices; cabizbajo y avergonzado aguante 90 minutos entre una mezcla de odio y tristeza. Porque un sentimiento puro siempre merece ser apoyado.

    Amunt València!,




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  2. Por suerte o por desgracia (en realidad por suerte) soy del Madrid y del Valencia.

    Ya ha pasado un tiempo del partido... pero no llego a entender esas cosas del odio o lo de avergonzarse.
    El odio es un sentimiento natural pero aplicarlo a equipos de fútbol es menospreciarlo y crearnos una sensación insana. Se puede odiar... joer, pero por causas más graves.

    En cuanto a lo de avergonzarse tampoco lo veo sano... sobretodo cuando no has hecho nada para ello. Bastantes sensaciones negativas sufrimos cada día para además cargar con una vergüenza que no es nuestra.

    ¿No es posible encontrar en el fútbol un sentimiento más lúdico y deportivo? Se disfruta más. Eso no implica renunciar a sentir con intensidad tus colores pero se disfruta más y se padece menos por lo que hagan los demás.
    Y ojo, entiendo que a un valencianista le guste ver perder al madrid hasta en las chapas. Pero lo del odio me parece excesivo. Y lo digo por que lo veo (y lo sufro) en valencianistas con el madrid, en madridistas con el barça, en culés con el madrid...

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