lunes, 29 de julio de 2013

Una religión llamada "Curva"


Cómo en todas las historias épicas, empecemos desde el principio. Faltaba casi una hora para el pitido inicial, y ya estaba enfilando los vomitorios de Mestalla camino a mi asiento en la Curva Nord, mi primera experiencia en la mayor grada de animación en España. El verdor del terreno de juego estallaba en mis pupilas mientras una enorme sonrisa en forma de felicidad se dibujaba en mi rostro. Volví a echar un ojo a mis entradas, esas que ya me sabía de memoria de tanto mirarlas durante la última semana, aprendiéndome de carrerilla la fila y la butaca que me tocaba. Impresionaba ver la cantidad de espacio que la grada había conquistado en Mestalla y no podía dejar de imaginarme cómo sonarían 2000 gargantas al unísono en cuánto empezara el partido. Un hormigueo incesante de almas iba rellenando poco a poco las butacas, el espacio libre se iba convirtiendo en anécdota y las primeras palmas aparecían en Mestalla. Salía el Milán a calentar y no tardaron en llegar las primeras alusiones a su máximo rival, calentábamos las gargantas al ritmo que el "Inter, Inter" nos marcaba. Quedaban apenas cinco minutos para que el Valencia jugará su primer partido de la temporada en Mestalla, y por los altavoces nos pedían silencio, nuestro particular homenaje a las víctimas del accidente ferroviario en Galicia debía salir perfecto para honrar como tocaba a los fallecidos en las vías. Los jugadores salían al terreno de juego y se preparaban para el minuto de silencio, mientras la Grada desplegaba una enorme pancarta de ánimo, enviando parte de nuestra fuerza en viaje directo a tierras gallegas.
El silbido del árbitro inundó cada recoveco de Mestalla, y las palmas ya no cesaron en los noventa minutos. Garganta sobre garganta, cántico tras cántico, la voz de la curva resonaba en el templo del valencianismo, una caldera que no dejaba de animar, con miles de personas brazos en alto prestándole su voz al equipo para llevarlo en volandas a la primera victoria.
Guaita detenía el penalti que él mismo provocó, pero un par de minutos después, Robinho servía fría su particular venganza en forma de tiro cruzado y fusilaba al valenciano poniendo el 0-1 en el marcador. NADIE dejó de cantar. "En las buenas y en las malas" la fuerza de los cánticos intentaba levantar a un equipo que no terminaba de engrasar las jugadas, que no acababa de encontrar la fluidez en el centro del campo para llegar a la portería del rival. Un rival que se encontró con un misil teledirigido de De Jong directo a la escuadra. 2-0, y repito, nadie dudó en mantener los brazos arriba.
Quince minutos de descanso que daban comienzo al segundo tiempo, los altavoces volvían a jalear, volvían a instar a los aficionados a seguir cantando y a mantener el sonido de las palmas en el aire. De los pies de Jonas salía un pase bombeado que nuestro filial, Paco Alcácer controlaba con maestría haciéndole un lío monumental a la defensa italiana dentro del área, para dejarle a Parejo empujar el balón dentro de las mallas. Llegaba el primero del Valencia, y en la Curva nada cambiaba, la intensidad de los cánticos seguía siendo exactamente la misma.
Fede Cartabia, Bernat y Viera enchufaron al equipo y le dieron la chispa de vitalidad que les faltaba para marcar el segundo gol, a su vez, las senyeras empezaban a tocar el cielo y el himno del Regne sonaba en Mestalla, el vello erizado y los pelos de punta acompañaban mi voz, mientras que el orgullo no cabía en mi pecho. Fue lo mejor que he vivido en Mestalla en mis 20 años de vida.
El gol no llegó, el equipo mejoró muchísimo en la segunda parte y mereció algo más que la triste derrota. La gente salía en tromba del estadio mientras la Curva acompañaba al equipo hacía la salida con un eco incesante. "Valencia, Valencia".

En esta entrada tan especial, me gustaría hacer una pequeña reflexión. Si hay algo que verdaderamente no me esperaba de esta experiencia, que realmente me llamó la atención, fue el comportamiento de los presentes en la Curva. Me explico. En ningún momento, la intensidad bajó, nadie dudó. Marcará el Milán o el Valencia, fuera la acción que fuera, la grada se mantenía impasible con su cántico y su voz. Sólo puedo sacar una única conclusión de esto. El Valencia es algo más que un equipo, algo más que sólo fútbol o que un mero deporte. El Valencia para la Curva dibuja los colores que tiñen su corazón, el orgullo mueve los hilos de sus brazos y su amor hacía el club brota en forma de canción. Nada ni nadie de los que aparece en el terreno de juego importa más que este sentimiento, Porqué para ellos, y para mi, ser de Valencia no es un hobby, es una forma de vivir, una religión que nos marcará de por vida.

viernes, 26 de julio de 2013

Rompetechos Salvo


Un quiero y no puedo. Así debe de sentirse Amadeo Salvo ante la imposibilidad de sustituir la inminente salida de Roberto Soldado a la Premier, con un delantero TOP, con un ariete que llene Mestalla, que abra mercados a nivel internacional y que sea el referente del club a nivel mundial. No deja de pegarse cabezazos contra un techo llamado "tope salarial".

Aumentar la capacidad económica y financiera de los clubes, mayor disciplina y racionalidad, garantizar la puntualidad a la hora de saldar las deudas y obligaciones, reducir la presión sobre los salarios y traspasos de los jugadores, fomentar las inversiones a largo plazo en el sector juvenil y controlar la entrada de "mecenas" en el fútbol.
Estas son las principales características del "Fair Play" financiero impuesto por la UEFA en toda Europa, e impulsado por Tebas aquí en España (dónde nos situamos a la cabeza en cuánto a clubes en situación de concurso de acreedores o intervenidos judicialmente). En resumidas cuentas, este juego limpio entre clubes consiste en que los equipos gasten en función de sus ingresos consiguiendo todas las ventajas anteriormente mencionadas.

Y en esta situación se encuentra el Valencia, en la de adecuar sus gastos de ficha a sus ingresos, los cuáles sólo dan para tener un "tope salarial" de 1,8M de euros por temporada. Una cantidad muy inferior a la que están ofreciendo clubes cómo el Tottenham y el principal escollo con el que el club está topando para sustituir a nuestro delantero estrella. Fred y Chicharito son los preferidos de la secretaría técnica y de la presidencia para devolver la ilusión a la afición, pero sendas fichas, tanto en Old Trafford como en el Fluminense superan con creces el techo marcado por el club. Y es aquí dónde Salvo está tanteando cómo mover la ficha adecuadamente para que los ingresos se disparen, estudiando qué jugadores comprar para que sus países de origen abran mercado con la entidad (Fred-Jonas en Brasil, y Guardado-Chicharito en Méjico), para que disparen la venta de camisetas en las tiendas del club, y hagan que la compra de pases bata récords en taquilla. Este aumento de ingresos, junto con la reducción de salario que Braulio Vázquez ha cristalizado con las salidas de Gago, Tino Costa o Valdez podría permitir al equipo del Turia subir excepcionalmente ese "tope salarial" y adecuarlo a las opciones de primera línea que el mercado ofrece.

De lo que no cabe duda, es que a Salvo se le presentan varios escenarios, y es él y su equipo los que deben decidir si arriesgarse o seguir cómo hasta ahora. Pueden vender a Soldado y arriesgarse a fichar dos delanteros contrastados de primera categoría rompiendo el techo del club y esperando que los ingresos sean los esperados, apostando fuerte por la parcela deportiva y dejando en una incógnita el tema económico. Por otro lado, pueden vender a Soldado y dejar el techo intacto, apostando por jugadores de un perfil más bajo como Hélder Postiga, esperando que su rendimiento sea el óptimo durante la temporada y trasladando el riesgo a la parcela deportiva, pero asegurándote el mismo beneficio económico (escaso, pero beneficio) de las temporadas pasadas. O incluso, podría plantearse la opción de que nuestro delantero se quede en Mestalla, y que su sueldo y el futuro del "tope salarial" quede a merced de los resultados de la temporada.

En manos de Amadeo queda que sigamos teniendo a un gestor conservador, o que "de golpe y porrazo" nuestro presidente tome forma de Rompetechos. ¿Y tú, que harías?



lunes, 22 de julio de 2013

Y tu ¿eres Soldadista?


No se puede negar que uno de los motores que ha movido la historia ha sido y será la religión. Ese conjunto de creencias acerca de la existencia y la moralidad humana que ha levantado guerras, templos, asesinatos, leyes y sobretodo división. Esa división atemporal entre creyentes y no creyentes, entre los que confían en la fe y los que se dejan caer en brazos de la lógica, el conflicto eterno entre Dios y la ciencia.
Pero si hay algo que pone de acuerdo, y a lo que se acogen ambos bandos, es la falta de pruebas. Los creyentes defienden la existencia de sus dioses alegando que nadie puede demostrar que no existe, que es una fe inquebrantable imposible de demostrar. Mientras que la otra parte de la moneda se escuda en esa precisa falta de pruebas para hacer entender que si no hay evidencias de su existencia, simplemente no existe, y no hay ningún otro motivo para pensar que ha existido o existirá.

Ahora, hagamos un ejercicio de traslación hacía el tema Soldado. Nos encontramos con el siguiente panorama: El jugador sólo ha manifestado su deseo de acabar su contrato en el presunto "club de sus amores", mientras sus representantes no dejan de traer amenazas procedentes de la Premier en forma del pago de la cláusula, si al ariete valenciano no se le sube su sueldo, algo impensable para la entidad de Mestalla. 
Y ahora vamos con los creyentes, y los escépticos. Aquellos que siguen aferrándose a la continuidad de Soldado en el Valencia, presentan como prueba la falta de declaraciones del delantero afirmando que quiera irse, dando calado pues a la idea de, que si manifestó su deseo de acabar su contrato, y no ha dicho lo contrario ni ha cambiado públicamente de idea, nuestro killer quiere quedarse en el club.
Por otra parte, nos encontramos con los escépticos, aquellos que no dudan de la marcha del ariete hacia tierras inglesas, aferrándose a esa misma falta de palabras pidiendo su salida, pero interpretadas de forma negativa ante los movimientos de su representantes por venderlo, que vendría a confirmar que el delantero estaría de acuerdo con ellos, aunque no lo haya manifestado públicamente. 

Lo malo de toda esta reflexión, es que soy de los que piensa que la religión no ha traído casi nada bueno, y que sus conflictos, como norma general, han sido devastadores a lo largo de la historia, pasando de ser uno de los motores del tiempo, al pedal de freno de la evolución. Pero esto ya es cuestión de opinión.

Y tu, ¿eres más de fé o de ciencia? Y tu ¿eres Soldadista?






domingo, 21 de julio de 2013

Perder o perder


Pérdida de balón, córner y cabezazo abajo de Schwaab en el que Guaita no puede hacer más que disfrutar del espectáculo que supone ver un gol del rival en primera fila. Tres minutos de despiste que condicionaron los 87 restantes.

Poco tardó en llegar el primer gol. No se pueden perder esos balones inocentes en el centro del campo y esperar que el rival no los aproveche. La jugada se resolvió con el saque de esquina que supuso que los alemanes se avanzaran en el marcador en tan sólo tres minutos. Tocaba remontar, la historia de Karlsruhe se volvía a repetir. A remolque de nuevo.
La reacción del Valencia se presento en forma de pelotazo arriba. Fede, Viera y Piatti se tiraban las manos a la cabeza viendo cómo su defensa no dejaba de tirar balonazos a una línea ofensiva de 1,70 de media, a la vez que Parejo se desentendía del partido y Javi Fuego atendía única y exclusivamente a labores defensivas.
Con un centro del campo desaparecido, Viera volvió a demostrar la magia canaria que lleva dentro, sacó su varita y empezó a buscar huecos por donde filtrar la defensa, convirtiéndose en lo único salvable del encuentro. Piatti no fue capaz de zafarse ni una sola vez de su hombre, y cuando conseguía sacar provecho de su velocidad los centros no le acompañaban. Juego lento, sin ideas, y sin peligro. Este Valencia aún no crea peligro arriba. Sólo un magistral lanzamiento de falta del canario desde la frontal obligó a lucirse al portero alemán, que vio como terminaba el primer tiempo con sus guantes casi sin usar.

Como venía haciendo en los dos partidos anteriores, Djukic cambió por completo el once inicial en la segunda parte. Con Romeu, Banega y Michel en el centro del campo se esperaba que la circulación de balón mejorara y el control se plasmara en el campo en forma de peligro. Pero de eso nada. Tras diez minutos de insulso toque valencianista, el Stuttgart se cansaba de esperar en su campo y convertía la banda que defendía Barragán en su particular autopista hacía el gol. Sólo Alves y la mala suerte impidieron que el marcador fuera más abultado. El cansancio se hacía patente y en ocasiones parecía que los jugadores se arrastraban por el campo cómo almas en pena. Era un espectáculo lamentable, y que sólo la excusa de la pretemporada lograba hacer aguantable. Con dos tiros desviados de Feghouli el partido tocaba a su fin. Segunda derrota de la pretemporada y vuelta a casa con el casillero de victorias a cero.

Después del partido, Djukic y Oriol Romeu quitaban hierro a las derrotas, pero se fijaban el partido del próximo sábado ante el Milán como tope para empezar a cambiar la deplorable imagen ofrecida en Alemania. Para el cuerpo técnico, deberes cumplidos, la derrota como mera anécdota, y la sensación de que es ahora cuando se puede perder. Porqué dentro de menos de un mes, esta imagen será inadmitible.










viernes, 19 de julio de 2013

Dulce Alemania


Último partido en tierras alemanas. La estancia del Valencia en Speyer toca a su fin, y como despedida se enfrentará al Stuttgart, equipo alemán que milita en la Bundesliga, y que es a priori, el rival más difícil para el conjunto de Djukic.
Una guinda dura de roer, que pone punto y final a un pastel que no termina de quitarse de encima un ligero sabor agridulce. La dulzura de la ambición de Djukic en su discurso no acaba de corresponderse con la amargura de no haber sido capaces de ganar los dos partidos anteriores, ante rivales con una categoría muy inferior a la del conjunto ché.
Las duras cargas de trabajo a las que el serbio y su equipo técnico están sometiendo a la plantilla darán sus frutos cuando comience la temporada, cuando todas esas carreras de fondo aparezcan en forma de resistencia a los noventa minutos, pero de momento, el único protagonista que se deja ver es el cansancio.
Esto unido al rodaje de los equipos alemanes, cuya temporada regular empieza semanas antes que en España, inclinan la balanza hacia el lado germano. Pero no podemos olvidarnos nunca del potencial infinitamente superior del Valencia ante equipos de tercera y cuarta división, eso es algo innegable, y que tira por los suelos todo el razonamiento anterior.
Mañana pasará su primer examen serio, mañana toca demostrar que los jugadores van asimilando toda la carga física y táctica del nuevo técnico, y que poco a poco van familiarizándose con la idea de entender el fútbol de Djukic. Mañana toca ganar ante el mas duro, porqué si el Valencia sale de Alemania con una victoria bajo el brazo, rellenará su particular pastel con una suculenta capa de crema, que cubrirá de dulzura la falta de gol y de victorias en los partidos anteriores. Pero si el conjunto del Turia sale con otra derrota en su casillero de Speyer, la desconfianza tomará el vuelo de regreso a Valencia con el equipo, y el pastel puede acabar estampado en cualquiera de los asientos del avión, tirando por tierra todo el trabajo de la pretemporada alemana.




jueves, 18 de julio de 2013

Palos de ciego


El refranero popular suele decir: "Dos problemas tienes, uno, enfadarte, y dos, desenfadarte". Y cómo casi siempre, tiene razón.
No tuvo su tarde el Valencia en tierras alemanas. Segundo partido de pretemporada y el casillero de victorias sigue mostrando un enorme cero. Podríamos hacer un exhaustivo análisis del partido, intentar comprender por qué la línea atacante no ha sido capaz de meterle un gol a un equipo alemán de categorías inferiores, analizar fríamente el planteamiento defensivo del Mannheim que ha mojado la pólvora valenciana, o simplemente pensar que hace apenas quince días que el equipo de Djukic se puso a trabajar, y que cualquier conclusión que se pueda sacar será por fuerza errónea.
Algunos ya pedían la dimisión del técnico serbio por empatar un partido de verano contra unos alemanes de medio pelo (con todo mi respeto al Mannheim), mientras otros censuraban a estos primeros llamándoles extremistas.
Sinceramente, me parece muy pronto para empezar a crear bandos, para comenzar a dividirnos, otra vez, para criticar el juego del equipo, para llamar incultos a los que critican el juego del equipo, para sacar los ojos a los jugadores que en nuestra opinión no hayan corrido y apresurarse a ondear pañuelos al palco presidencial.
Calma, acabamos de empezar, esto es pretemporada. Estos partidos sólo sirven para coger tono muscular, para empezar a posicionarse correctamente en un esquema totalmente nuevo, un tiempo de adaptación que tiene como objetivo llegar en forma a las competiciones oficiales. Me da igual que el rival sea un alemán de nombre impronunciable, que el todopoderoso Milán, las premisas van a ser exactamente las mismas, independientemente del resultado.
Así que por una vez, vamos a dejar que los profesionales trabajen, que ya han demostrado de sobra en otros clubes que saben hacerlo a la perfección. Claro que puedes encolerizarte y romper sillas si te viene en gana por estos resultados, pero en el fondo sabes qué no va a servir absolutamente de nada. Porqué queda un mes para el partido que inaugura la Liga frente al Málaga, y será entonces y sólo entonces cuándo tengamos que empezar a sacar conclusiones. Todo lo que se hablé, especule o se comente ahora, serán palos de ciego.




lunes, 15 de julio de 2013

A ritmo de ESPECTÁCULO


La esperanza de toda Mestalla. Ese será el recuerdo que Nelson "Huevos" Valdez dejará en Valencia. Su demostración de supremacía saltando por encima de toda la defensa bilbaína, dando oxígeno a un equipo que se moría. Su aparición en el último minuto dando la estocada final a un Atlético de Madrid invicto o su gol frente al Celta destrozando a base de garra las ilusiones celtiñas siempre formarán parte de todos los valencianistas. Pasa a ser uno de esos jugadores selectos que en tan sólo un año, consiguen robarle el corazón a la grada, que logra levantar a toda una afición de su asiento para aplaudirle al finalizar el partido, pero sobretodo le recordaremos por mantener viva la esperanza del último instante, del milagro, por acentuar la sangre y la épica valencianista, por dejarse la piel por cada balón y estar a la altura del escudo que lucía en su pecho. Te has ganado a pulso que esta afición te recuerde.

Mañana abandona la expedición ché en Speyer para tomar rumbo a su nuevo destino, los Emiratos Árabes. Allí formará dupla atacante con otro ex-valencianista como Ricardo Oliveira, comandados por Luis Milla.
Personalmente te deseo lo mejor en tu nueva aventura, que disfrutes los minutos que nos has tenido aquí en Valencia y que tus goles sigan marcando los éxitos de tu carrera. Mucha suerte Nelson.

Por otra parte, me gustaría hacer mención especial a su "fake" en Twitter, @NHuevosValdez. Cómo todos a estas alturas ya saben, la marcha del jugador paraguayo quita todo sentido a una cuenta que ha sido altavoz valencianista durante todo el año. Y por eso me gustaría hacer mi pequeño homenaje a todos como los que "Huevos" hacen grande cada día al valencianismo, a todos los que lucen orgullosos su senyera, y sobretodo a aquellos que defienden el sentimiento que nos inunda cada vez que entramos en Mestalla, el sentimiento que nos hace levantarnos del asiento cuando el balón vuela hacía la portería, el sentimiento que inunda nuestra mejilla de lágrimas en las derrotas, y que ilumina nuestros rostros en las victorias. Por defender el ESPECTÁCULO, gracias @NHuevosValdez. 

Porqué siempre debemos defender el sentimiento del fútbol.

martes, 9 de julio de 2013

Un dulce demasiado amargo


El camarero le traía el postre a Braulio. Un flan bañado en nata con espejo de caramelo. Toda una delicatessen propia de la compañía que le rodeaba en la mesa, nada más y nada menos que el presidente Amadeo Salvo, Djukic y Rufete como técnicos del primer equipo y del filial y Luis Cervera ejerciendo de director general. Todo andaba sobre ruedas hasta que el móvil del gallego vibró en su bolsillo. Con un gesto delicado, y una sonrisa en su rostro sacó su smartphone, y contempló el mensaje que le había llegado. La sonrisa se tornó seriedad y su confiado rostro pasó a la historia. "David Villa al Atlético de Madrid por 5M".
"Y Piatti me costó 6"
debió pensar nuestro secretario técnico viendo la que le venía encima. Y no era para menos, el ídolo de toda una afición, esa esperanza recóndita que sobrevolaba Valencia de volver a ver al "Guaje" pisando el césped de Mestalla con un murciélago adornando su pecho se desvanecía en apenas cinco minutos. El sudor hacía acto de presencia en sus manos y la tranquilidad de hacía cinco minutos había decidido coger la puerta y irse para siempre. El flan ya no era tan apetecible y el cuello de la camisa apretaba más de lo normal.
Poco tardó la noticia en explotar en las redes sociales. La avalancha de decepción y crítica desmedida fue brutal, no hubo espacio para la reflexión o el análisis de los detalles de una operación que a priori era toda una ganga para los colchoneros. "Sólo 5 millones de euros y encima a pagar a tres años, menuda estafa le han pegado al Barça, y el inútil de Braulio no ha sido capaz de traerlo a Valencia". Esa era, a grandes rasgos, la idea general que inundaba Internet de las cinco a las seis de la tarde de ayer, cuando se hizó pública la operación. Una operación sorpresa, toda una bomba de relojería que había detonado sin aviso previo, y cuya onda expansiva había alcanzado de pleno la maltrecha ilusión de la afición.
"Y 8 millones de euros me gasté en Victor Ruiz, de esta no salgo"
Pero toda ganga tiene su trampa. No dejaban de aparecer datos sobre la operación, y cada cuál dejaba en peor lugar al encargado en Valencia de formar una plantilla competitiva para el año que viene. Sólo faltaba desvelar a cuánto ascendería la ficha del asturiano a orillas del Manzanares. Y aquí viene la trampa, mantendría su actual salario, es decir, 10 millones brutos de ficha, una barbaridad inasumible para el 90% de los equipos de primera división. Imaginad, que en el VCF, el tope salarial lo encabeza Soldado con 1,8M. Una desfachatez de dinero a la altura de los clubes más ricos del mundo, dónde parecía que el Atlético había entrado, aunque todo sea dicho, a costa de la venta de Falcao.
"Y otros seis que pagué por Cissokho"
El cuello de Braulio debe seguir en su lugar, el fichaje de Villa, pese a que nos duela, es totalmente imposible hoy en día para el VCF. Cuánto antes asumamos que el club no tiene dinero en sus arcas, antes comprenderemos que retornar nuestras glorias pasadas no es el camino, y que los verdaderos fichajes deben proceder de nuestra cantera. Debemos aprender a ilusionarnos con chavales como Paco Alcácer o Bernat, aprovechar nuestras fuerzas animando a nuestros jugadores en vez de derrocharlas criticando operaciones que no están a nuestro alcance. Está claro que necesitamos ídolos y referentes para el equipo, pero hay que tener paciencia, ya llegarán, de eso no me cabe la menos duda.
"Y también me traje a Barragán, que más da el precio, me lo traje"
Y por mucho que critiquemos la gestión de nuestro gran amigo, si no hay dinero, no se pueden hacer fichajes, y no hay más. El Guaje hubiera sido un postre igual de apetecible que el flan, pero no para un club con una diabetes económica galopante.
Así que Braulio, deja de culparte de la venta de Villa, por una vez, y sin que sirva de precedente, tú no tienes la culpa. Y a todos aquellos que piensen que esto no es cierto, siempre pueden volver a épocas en las que sólo faltaba un café para fichar a Cristiano Ronaldo.



domingo, 7 de julio de 2013

La Pretemporada mola


Que no te digo que el mercado de fichajes no esté interesante, o que el Irak-Corea del mundial sub 20 no sea un partidazo, pero yo tengo unas ganas enormes de que empiece la pretemporada.
Porqué me da igual que el primer rival del VCF sea un equipo alemán de nombre impronunciable (Karlsruher SC), que milite en la tercera división del país bávaro. Porqué nadie me quita la ilusión de coger mi refresco y paquete de patatas (a pie de playa si puede ser), encender la tele o el ordenador, y disfrutar del primer partido de la temporada de mi equipo, sin presiones, saliendo con una alineación que mezcla a los chavales del filial con los posibles titulares durante el año, jugando a adivinar quién será el jugador revelación, a quién tiraría a patadas en lo que queda de mercado de verano, y haciendo cábalas de cómo quedará el equipo definitivo para el primer partido de Liga.
Y la Confederaciones estuvo muy bien, pero te confieso que me hará la misma ilusión un gol de Paco Alcácer a pase de Bernat frente a los desconocidos alemanes, que los penaltis de la Selección Absoluta ante la todopoderosa Italia.
Quiero adivinar los pilares maestros de la estrategia de Djukic, cómo jugará el equipo este año y apostar la posición final en la temporada, en Liga, y en Uefa, que oye, no es la Champions, pero a mi me ilusiona volver a levantar un título europeo con Soldado y Bernat metiendo sendos tantos en la final emulando a Vicente y Mista.
Y por si fuera poco, este verano jugamos la "2013 Guiness International Champions Cup" con equipos cómo el Real Madrid, el Inter, el Chelsea o la Juventus, y el primer partido en Mestalla ante el Milán. ¿Acojona eh? ¿Pero que quieres qué te diga?, yo quiero llegar a la final de ese torneo y tocarle la moral a los de la meseta, y ver la carita de Cristiano mirando al cielo desesperado viendo cómo nuestro VCF marca el tercero del partido y se lleva el torneo más prestigioso de la pretemporada. Qué no vale de nada al fin y al cabo, pero a mi me apetece. ¿Y a ti?

lunes, 1 de julio de 2013

Amanecer

Posiblemente se veía venir y teníamos los ojos tapados con una enorme venda color orgullo, seguramente nadie hubiera apostado por un resultado tan abultado, ni siquiera los propios brasileños, y quizá lo mejor que nos podía pasar es que alguien nos pegará tal baño de humildad que nos devolviera a la realidad de un sólo golpe.
No hubo ni un solo momento en que nuestra selección mostrara un ápice de superioridad ante el combinado carioca. Una jaula de presión asfixiante que encerraba a España en su propio toque, que ahogaba a los jugadores en un centro del campo impracticable y que catapultaba a los brasileños a un contraataque letal que encontró premio demasiado temprano. El cansancio físico, la temperatura y la humedad en el terreno de juego o las molestias físicas de algunos de nuestros jugadores no pueden ser nunca una excusa ante la exhibición que la pentacampeona ha desplegado hoy en su campo, en su casa, en Maracaná. 
Tres goles que sucumben los cimientos de todo un país, que rompen los esquemas de toda una nación que se había acostumbrado a arrasar allá donde iba, a terminar de forma aplastante con cualquier rival que le intentara hacer frente y alzar los títulos con una insultante facilidad. 
Con la final ya perdida es muy fácil decir esto, pero la fiesta debía acabar ya. El mundo multicolor en el que nos habíamos asentado no era sano desde ningún aspecto para la competitividad, las victorias se sucedían unas tras otras al mismo ritmo que la autocrítica iba perdiendo fuerza hasta quedarse en una mera anécdota. Miles de habitaciones forradas con imágenes de la selección levantando el Mundial y sendas Eurocopas que tapaban años de fracasos y derrotas dolorosas, un dulce somnífero que nos sumía en un precioso sueño del que ninguno queríamos despertar. 
Pero el sueño tiene mucho de realidad, y esa realidad nos muestra que hemos sido la mejor selección del mundo durante cuatro años inolvidables, esa realidad nos ha enseñado que la magia del toque y el fútbol-salón puede derribar cualquier muralla siempre que el coraje, el talento y la ilusión vayan cogidas de la mano.  Que hemos asentado la mejor base posible para el futuro y que lo que debemos de hacer ahora es volver a reconstruir el equipo, tapar las fisuras que han ido surgiendo por el paso de tiempo y cimentar nuestro juego para que la miel de la victoria vuelva a rozar nuestros labios.
Puede que Xavi esté en el ocaso de su carrera y su visión de juego se haya deteriorado, puede que Villa y Torres ya no sean los delanteros letales que atemorizaban a los defensas rivales con su sola presencia, o que haya que reforzar puestos débiles como los laterales de la defensa en relación a las selecciones más punteras. Pero no tengo la menor duda de que la derrota de esta noche, y sin querer parafrasear a un tal Valdano, es una derrota llena de utilidad, una derrota que nos muestra todos nuestros puntos débiles, que nos enseña el camino de las generaciones que vienen tirando las puertas de la Selección a base de títulos internacionales, una mazazo de realidad que fuera de convertirse en un final de fiesta, acerca más a nuestra selección a un nuevo amanecer.

Brasil, te esperamos el año que viene.