domingo, 21 de julio de 2013

Perder o perder


Pérdida de balón, córner y cabezazo abajo de Schwaab en el que Guaita no puede hacer más que disfrutar del espectáculo que supone ver un gol del rival en primera fila. Tres minutos de despiste que condicionaron los 87 restantes.

Poco tardó en llegar el primer gol. No se pueden perder esos balones inocentes en el centro del campo y esperar que el rival no los aproveche. La jugada se resolvió con el saque de esquina que supuso que los alemanes se avanzaran en el marcador en tan sólo tres minutos. Tocaba remontar, la historia de Karlsruhe se volvía a repetir. A remolque de nuevo.
La reacción del Valencia se presento en forma de pelotazo arriba. Fede, Viera y Piatti se tiraban las manos a la cabeza viendo cómo su defensa no dejaba de tirar balonazos a una línea ofensiva de 1,70 de media, a la vez que Parejo se desentendía del partido y Javi Fuego atendía única y exclusivamente a labores defensivas.
Con un centro del campo desaparecido, Viera volvió a demostrar la magia canaria que lleva dentro, sacó su varita y empezó a buscar huecos por donde filtrar la defensa, convirtiéndose en lo único salvable del encuentro. Piatti no fue capaz de zafarse ni una sola vez de su hombre, y cuando conseguía sacar provecho de su velocidad los centros no le acompañaban. Juego lento, sin ideas, y sin peligro. Este Valencia aún no crea peligro arriba. Sólo un magistral lanzamiento de falta del canario desde la frontal obligó a lucirse al portero alemán, que vio como terminaba el primer tiempo con sus guantes casi sin usar.

Como venía haciendo en los dos partidos anteriores, Djukic cambió por completo el once inicial en la segunda parte. Con Romeu, Banega y Michel en el centro del campo se esperaba que la circulación de balón mejorara y el control se plasmara en el campo en forma de peligro. Pero de eso nada. Tras diez minutos de insulso toque valencianista, el Stuttgart se cansaba de esperar en su campo y convertía la banda que defendía Barragán en su particular autopista hacía el gol. Sólo Alves y la mala suerte impidieron que el marcador fuera más abultado. El cansancio se hacía patente y en ocasiones parecía que los jugadores se arrastraban por el campo cómo almas en pena. Era un espectáculo lamentable, y que sólo la excusa de la pretemporada lograba hacer aguantable. Con dos tiros desviados de Feghouli el partido tocaba a su fin. Segunda derrota de la pretemporada y vuelta a casa con el casillero de victorias a cero.

Después del partido, Djukic y Oriol Romeu quitaban hierro a las derrotas, pero se fijaban el partido del próximo sábado ante el Milán como tope para empezar a cambiar la deplorable imagen ofrecida en Alemania. Para el cuerpo técnico, deberes cumplidos, la derrota como mera anécdota, y la sensación de que es ahora cuando se puede perder. Porqué dentro de menos de un mes, esta imagen será inadmitible.










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