viernes, 15 de noviembre de 2013

Y punto pelota


El aficionado al fútbol de a pie está en plena metamorfosis, pero a la inversa. Cada día que pasa somos más capullos. Nos vamos aislando poco a poco en una esfera cuyo cristal está empapelado con portadas sensacionalistas e informaciones banales disfrazadas de exclusivas mundiales. Un día, y otro, y otro. Es la dictadura mediática. Un callejón con dos únicas salidas en forma de interrogante. ¿A quién quieres más, a papá o a mamá? Donde el padre va vestido de azulgrana y la madre de merengue. No hay más alternativas, y ahí es donde reside su poder. Han tenido la habilidad de reducir de forma drástica el espectro de debate dotando ese preciso debate de una agresividad nunca vista antes, excesiva. 
Gran parte de culpa de mi afición al fútbol reside en aquellas tardes en las que mi padre me bajaba al bar de abajo a ver el partido, sentado en la mesa con mi Coca-Cola en la mano y mi cuello estirándose cual jirafa para poder sortear los cabezones sentados en la barra que me tapaban la televisión. Aún hoy me sorprendo de la capacidad de concentración que tenía para centrarme exclusivamente en lo que ocurría en el terreno de juego y conseguir ignorar -bien porque no entendía las discusiones o bien porque no me importaban lo más mínimo- las acaloradas conversaciones que mantenían los allí presentes. Yo iba a lo mio, a ver el fútbol, a cantar los goles y disfrutar de mi equipo. 
Hace un par de semanas volví a bajar al bar con mi padre. Con mi Coca-Cola en la mano y el Almería-Valencia a punto de empezar en la televisión. Los únicos cambios eran que esta vez yo me sentaba en la barra y no tenía cabezones delante, y que como iba a comprobar a continuación, mi capacidad de concentración ya no es la que era con siete añitos. Esta vez no podía ignorar las discusiones de los presentes.
El árbitro acababa de señalar el comienzo del partido mientras un hombre hacía acto de presencia en el bar totalmente uniformado con el chándal del Real Madrid, impoluto vaya. La primera frase que nos dedicó a los allí presentes fue un: "¿Quién juega ahora?¿El Valencia? Si esos no saben jugar a fútbol". Todo esto mientras exhibía una sonrisa burlona. Os mentiría si os dijera que me sorprendió, así que opté por ignorarle, pero alguien en la barra pensaba de forma diferente y le espetó un: "Fútbol es lo que hizo el Barça el otro día en el clásico, menudo baño". Giré la cabeza y lo primero que me llamó la atención fue el escudo culé en la esfera de su reloj. Todo en orden. En apenas medio minuto, uno le recriminaba al otro que no le pitaron penalti a Cristiano, que si el de Cesc era más claro, que el árbitro era madridista, que si no querían ver la realidad.
No habían pasado cinco minutos de partido y el Barcelona-Real Madrid ya era el principal tema de debate. Empezaron por el clásico y acabaron hablando de Isco, Özil, Ancelotti, Messi, el Tata y todo el universo bipartidista que rodea su particular universo, y que al parecer también cegaba al resto de personas que se suponía que habían ido a ver jugar al Valencia, pero oye, ni caso a la tele, se ve que el debate era más interesante. Noventa minutos de gritos, como si la vida les fuera en ello, defendiendo a quién le tenían que dar el balón de oro. Y por si fuera poco, termina el partido -que por cierto perdimos- y deciden opinar y afirmar: "si es que juegan muy mal, el Djukic este no tiene ni puta idea de entrenar". ¿En serio? ¿Que capacidad de opinión o de síntesis puedes tener de un partido que no has visto? ¿Con qué conocimiento de causa te atreves a juzgar el juego de cualquier equipo cuando te has tirado media parte defendiendo que Cristiano salta más? 
Me fui indignado y cabizbajo a casa. El equipo había perdido y además había tenido que aguantar hora y media un debate sin sentido ninguno y que poco tenía que ver con el fútbol, aunque los que estuvieran hablando se las dieran de expertos en la materia. Miré usted, decir que Casillas es un topo no es hablar de fútbol. Es hablar de lo que los medios nacionales te venden como fútbol. Los mismos medios nacionales que adulteran la competición a base de talonario matando todo debate puramente futbolístico.
Me niego a rendirme a la evidencia, me niego a plantar mi rodilla ante el fútbol moderno, ni quiero, ni puedo. Y si algo puedo hacer desde mi humilde posición es escribir esta entrada y utilizarla para arrancar portadas sensacionalistas y informaciones banales disfrazadas de exclusivas mundiales y dejar un pequeño hueco para volver a prestar atención al fútbol, al juego, a la pelota, a la táctica. Porque cuando cumpla unos cuantos años más me gustaría llevar a mi hijo al bar de abajo, comprarle una Coca-Cola y que disfrute del fútbol como yo lo hice, y que cuando tenga edad para sentarse en la barra a mi lado pueda escuchar opiniones críticas, fundamentadas y basadas en en balón que hay sobre el terreno de juego, y punto pelota, no se si me entendéis. 





lunes, 16 de septiembre de 2013

Cuestión de orgullo



Fue una noche de las que amargan. De esas que te dejan en el cuerpo una impotencia enorme, un cabreo monumental y una decepción más que preocupante. Una noche de esas que no haces más que repetirte a ti mismo una y otra vez, que sólo es fútbol, y intentas aplicar eso que tantas veces te han dicho familiares y amigos: "solo es un deporte, no vale la pena cabrearse por eso". El problema viene cuando el fútbol y el Valencia, en este caso, es parte de tu vida, y poco puedes hacer por ignorarlo. Y lo único que te queda es dar vueltas y vueltas en la cama, dando cabezazos en la almohada con cara de perro, y repasando una y otra vez el partido para dar con las causas del desastre, y con alguna solución que saque del pozo a tu equipo.
Podría intentar analizar las declaraciones de Djuka, calcadas a las palabras de la rueda de prensa ante el Barça. El serbio viene a decir que nos falta ser más directos, que nos sobra toque y nos falta velocidad, pero que la actitud está. Mire usted señor Miroslav, ayer el equipo no tuvo un toque excesivo, directamente no tuvo toque. En cuanto un jugador vestido de verdiblanco presionaba lo más mínimo robaba el balón con una facilidad pasmosa. Tres faltas en todo el partido. O vas muy sobrado y tienes el partido tan controlado cómo para permitirte no tener que parar el rival a la fuerza, o tienes un problema de competitividad enorme, y me da a mi que sobrados no íbamos. Ni una sola palabra del desastre táctico defensivo, de esa fea manía de recular las líneas cada vez que los béticos recibían el balón, dejándoles entrar como Pedro por su casa al área ché y permitiendo centrar, e incluso rematar cada balón que entraba en los dominios de Alves, que a todas luces, fue sin duda el mejor del Valencia, en ese punto estamos. Y aún con un porterazo entre palos, hemos recibido 9 goles en tres partidos, casi nada.
La afición perdonó la debacle en Cornellà, y dio su voto de confianza al equipo. Volvimos a perder contra el Barça, y la parroquia volvió a disculpar al club dada la superioridad de un equipo cómo el Barça, que salvo frente al Levante, ha sufrido para ganar a Sevilla y Málaga. Los discursos esperanzadores y la paciencia ante un nuevo proyecto engordaban el margen de error de Djukic y sus jugadores. Pero lo que no podemos olvidar es que el serbio empezó la pretemporada manejando una excavadora y prometiéndonos que pelearíamos por todos los títulos de la temporada, y de momento estamos a un punto del descenso, con 9 goles en contra y viendo a los jugadores arrastrarse por el terreno de juego, y eso duele, y mucho. Tenemos a un gigante en coma inducido con un problema grave de actitud ,de juego, y con una crisis de confianza galopante. Y por si fuera poco, el fantasma de Pellegrino empieza a sobrevolar Mestalla.
Realmente no se cuál es la raíz del problema. Hay gente que habla de una conspiración maquiavélica contra el técnico, un jaque del vestuario contra el serbio después del palo -quizá excesivamente duro- que dió después de la derrota ante el Espanyol. Sinceramente, espero que esto no sea así. Prefiero que la dejadez y la falta de competitividad vivida ayer en el Benito Villamarín sea un mero espejismo resultado del desastre técnico. Que realmente no sean falta de ganas, o de garra, sino que el sistema que nos presenta el amigo Djuka transmita esa imagen de equipo débil, y por supuesto, que de ser así, cambie su pizarra.
Y cómo no se decir cuál es la verdadera raíz del problema, tampoco voy a ser tan osado de plantear una solución. Lo único que realmente tengo claro, es que el jueves es nuestro estreno en Europa contra el Swansea en Mestalla, y que mucho va a tener que cambiar la imagen del equipo. No estoy pidiendo una victoria, estoy pidiendo intensidad, garra, fuerza, huevos. Porque con esas pequeñas cosas, se arreglan los fallos que tenga el sistema táctico, o al menos, se disimulan.
Yo anoche me fui cabreado, desilusionado y preocupado a la cama. Si los jugadores de este club sienten los mismo, el equipo saldrá adelante. Si por el contrario, todos estos sentimientos les suenan a chino, ya os puedo adelantar que la humillación de anoche no será la última.




domingo, 15 de septiembre de 2013

Pelas de gallos


Y al final explotó. Es lo que suele pasar cuando llevas 100 días moviendo cielo y tierra -o al menos es la sensación que se percibe desde fuera- intentando buscar una solución a una deuda millonaria, que lleva cuatro años sin apenas descender, cuyo responsable fue un pésimo gestor.
Siempre se había mostrado respetuoso, o al menos intentaba no hacer mención al anterior presidente, se mantenía al margen de polémicas e incluso tachaba a Manuel Llorente como un "gestor correcto", que, recordemos, no es lo mismo que "un buen gestor".
Pero todos tenemos un límite, y Amadeo Salvo demostró ayer no ser una excepción. Con un telón de fondo marcado por la reunión a cuatro bandas entre la Generalitat Valenciana, Bankia, la Fundación y el propio club, con Llorente entre bambalinas amenazando con buscar inversores para volver a hacerse con el control de la entidad, y con un caldo de cultivo crítico con todo lo que se mueva en la directiva actual, el máximo mandatario ché ayer arremetió duramente contra la gestión de "Lolo".
Empezó preguntándose porque a la anterior dirección, no se le ocurrió la brillante idea de refinanciar la deuda a largo plazo -lección de primero de economía- y sólo se limitó a pagar intereses sin amortizar el capital. Siguió tachando de insostenible el modelo anterior de gestión deportiva, y señalándolo cómo el culpable de la actual situación. Y por último, soltó que el Valencia se ha gastado 300 millones en fichajes y sólo ha ganado una Copa del Rey.
Sobran los motivos para explicar el cabreo de Amadeo con Manuel Llorente, no hace falta decir que "Manolito" apenas se movió en cuatro años para bajar la deuda, y que sus defensores ahora le piden a Salvo que resuelva el mismo problema en apenas tres meses. Pero también es cierto, que aunque todos podamos hacer el esfuerzo y el ejercicio humano de comprender el malestar del presidente, como máximo exponente y representante del club, debe mantener este tipo de actuaciones y declaraciones bajo mínimos. Ya tenemos una situación lo suficientemente negra cómo para meternos de pleno en una guerra civil sin una salida clara. Amadeo está haciendo a la perfección su trabajo, está reflotando la imagen internacional del club, presentando planes de viabilidad económica que convencen a todas las partes, y haciendo llegar su mensaje de ilusión a todos los estamentos del club, incluida la afición.
No soy economista, y como tal, no os puedo decir que tenga la solución perfecta para que podamos terminar de una puñetera vez el Nou Mestalla. Pero lo que también os puedo decir, es que una deuda de más de 290 millones de euros no se desvanece en una tarde. Es un proceso lento y laborioso, con paso firme y sin descanso.
Así que espero que se dejen de peleas de gallos, porque a no ser, que uno de ellos tenga en su gallinero a la gallina de los huevos de oro, el futuro seguirá siendo igual de negro.

martes, 3 de septiembre de 2013

No os paséis de frenada


Y de repente Mestalla se calló. Por unos minutos, en el interior del templo valencianista, volvían a escucharse únicamente los murmullos de los aficionados que abarrotaron el campo el domingo pasado. Tardé poco en darme cuenta de que la curva de animación se había callado. Los cánticos que formaban la banda sonora del equipo durante el último año y el principio de temporada se habían silenciado. ¿Qué estaba pasando, por qué no cantaban?
Las noticias empezaban a volar por las redes sociales, y llegaban en forma de confirmación vía Twitter oficial de la CN10. 
"Suspendemos la animación por el puñetazo en la boca a un socio de 17 años de un policía nacional. Pedimos que anime todo Mestalla"

Según su versión -recordemos que siempre hay dos versiones de la historia- a uno de los integrantes de la grada de animación se le había caído su CocaCola encima de uno de los agentes de policía presentes en su zona de butacas. La reacción del agente, habría sido la de agredir presuntamente al chaval con un puñetazo en la cara. Además, dado que la grada está vigilada constantemente por cámaras de seguridad, los dirigentes piden la grabación, alegando que demostrará dicha versión.
Al día siguiente, la dirección de la grada de animación Mario Alberto Kempes, confirmó a través de las redes sociales que el agredido finalmente no era un menor, si no que ya había cumplido los 18 años de edad.

Ni la policía nacional, ni el Valencia CF como entidad, han manifestado su versión de los hechos.

Intentemos aplicar la lógica a todo este despropósito. Si los cuerpos de seguridad hicieron presencia en la grada de animación es porque tendrían un motivo de peso para presentarse allí. Bien sea por que el partido fuera declarado de alto riesgo, o bien porque a través de las cámaras antes mencionadas vislumbraran algún comportamiento peligroso o que se saliera de la normativa establecida, y decidieran, por prevención, personarse en el lugar de los hechos. Vayamos al "descuido" de la bebida en cuestión. Pueden volver a darse dos alternativas: o bien que al chaval se le derramara en una imprudencia típica de alguien que no para de mover los brazos al animar, o que le incomodara la presencia policial que tenía a su lado y decidiera gastarles una pequeña broma. Por último, nos queda la actuación del policía. De nuevo me remito a la versión oficial de la Curva Nord y a las supuestas grabaciones -a la espera de que salgan a la luz- de los hechos. Si es cierto que el policía agredió al joven con un puñetazo, su actuación, a mi modo de ver, es del todo desproporcionada, y creo que aquí no hay opciones que valgan

Por eso me gustaría pedirle encarecidamente al club, y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que den su propia versión de los hechos. Que confirmen dicho error y pongan la sanción establecida a dicho agente, o por el contrario, desmientan con prueban la versión proporcionada por la Curva Nord.

Aún así, me ha dado por releerme el comunicado oficial que la Grada difundió al principio de esta temporada, y me gustaría recordaros uno de los puntos claves que os definían era:
"Partiendo de la base de nuestros estatutos que todos aceptamos y firmamos al acceder a Curva Nord, deseamos destacar hacia nuestros socios y al resto de seguidores de esta grada, sean o no del Valencia Club de Fútbol, que Curva Nord nace como una grada apolítica y alejada de la violencia del fútbol, esta directiva jamás permitirá que quepa cualquier tipo de política o insulto injustificado y gratuito hacia cualquier rival."

Este mismo domingo yo estuve en el campo, en el palco de prensa concretamente, y pude escuchar con claridad "Puta Barça, puta Barça" o "Jordi Alba hijo de puta", por no mencionar otros cánticos.
Sois el pulmón de Mestalla, el mejor acierto y fichaje del Valencia CF en los últimos años, vosotros dais vida al templo valenciano. No ensuciéis vuestra animación con insultos y altercados policiales, seguir actuando cómo hasta ahora, animando desde el respeto sin faltar a nadie. La afición os adora, os apoya, no la caguéis, os lo pido de verdad.
No dejéis que ninguno de vuestros integrantes tenga este tipo de actitud, porque en el momento que lo toleréis, la Curva se estará pasando de frenada, y lo más posible es que terminéis estrellados.

jueves, 15 de agosto de 2013

Que no lo llamen buen gestor


Ayer todas las miradas recaían de nuevo en Amadeo Salvo. Con Aurelio Martínez, presidente de la fundación, a su lado, cogió el micrófono y empezó a desvelar punto por punto la cruda realidad valencianista. 275,7 millones de euros de deuda neta, una cantidad superior a la del patrimonio neto del propio Valencia, una alarmante falta de liquidez año a año que obliga a maquillar las cuentas cada verano vendiendo a los baluartes del equipo, y por último, un bofetón de modestia y humildad abordando la reducción de costes del Nuevo Mestalla, bajándonos del escalón de la obra faraónica impuesta por Soler y mantenida por Llorente.
El presidente se paseaba por la sala, tranquilo, seguro de sus palabras, transmitiendo que a pesar de los problemas, nos encontramos ante un club viable, ante una entidad que debía expandir las siglas VCF alrededor del mundo, ante un equipo que debía volver el año que viene a EEUU y duplicar su cuota de aficionados en tierras yankees. Cada palabra, cada gesto, cada mirada al público, tenía la única misión de convencernos, de hacernos creer, de devolvernos una esperanza que año tras año se iba diluyendo entre cifras, amiguismo y secretismo.
Y tenéis toda la razón, quizá Llorente no tenía capital escondido, no habría desfalcado el club ni se había llevado el dinero a su salida. Vuestras informaciones eran correctas, no os equivocabais y por eso os felicito, y os felicito igual que os critico por llamarle buen gestor. Que hiciera las cosas legalmente no significa que lo fuera. Un buen gestor debe buscar soluciones por activa y por pasiva, defender los intereses de tu club allá donde vaya, porqué al fin y al cabo es la marca que intentas vender para lograr crecer. Nadie en su sano juicio criticaría a su propio hijo en su entrevista de trabajo, porqué lo único que conseguirías es que, o que no le contraten, o que traten al padre, y en este caso al gestor, como un auténtico inepto. Un inepto que abanderaba un discurso rancio y sin matices, un hombre que mantuvo un modelo ruinoso durante tres años sin cambiar una coma de planificación, y sobretodo, y lo que más me entristece personalmente, un sinvergüenza que nos arrebato a todos el orgullo de ser valencianistas.
Terminamos el periplo llorentista en Mestalla con una imagen de endeudados muertos de hambre, que se paseaban por la Liga gracias a los favores que un corrupto gobierno autonómico nos hacía, con el halo de la mediocridad por bandera y el convencimiento de no ser capaces de pelear por ninguna competición. Y eso pasa factura.
Pero como decía el anuncio de Aquarius, el ser humano es increíble. Hemos sido capaces de borrar de un plumazo tres años nefastos, de volver a ilusionarnos con la temporada que viene, de creernos el discurso del gigante dormido y de ver, esta vez si, cómo el padre contempla a su hijo orgulloso sobre el terreno de juego, cómo defiende a capa y espada su habilidad con el balón, y cómo con una deuda millonaria a la espalda, es capaz de levantar la cabeza y mostrar una sonrisa al resto de padres con un mensaje claro y conciso: El Valencia CF es un club grande, y ninguno de vosotros me podéis convencer de lo contrario. Ese sencillo mensaje combinado por pequeños toques de optimismo y buen hacer son los que llenan Mestalla, los que forman colas enormes de nuevos abonados y los que devuelven el brillo a unos ojos que llevaban demasiado tiempo tristes.
Que no lo llamen buen gestor, porque en tres años de mandato no fue capaz de transmitirnos ni una pizca de la ilusión y la esperanza que hemos recuperado en dos meses, porque nunca defendió los colores, el escudo y los intereses del club cómo se ha hecho en este último trimestre, y sobretodo, que no lo llamen buen gestor, porque no fue capaz de que nadie en su propio juicio creyera en su dirección. No fue capaz de mirarnos a la cara y decirnos que éramos grandes, porqué ni él mismo se lo llegó a creer nunca.


domingo, 11 de agosto de 2013

El supermercado del delantero


Imaginad una enorme cinta transportadora. Encima de dicha cinta, delanteros, muchos delanteros. Altos, bajos, rematadores natos, ratones de área, pillos, regateadores, de segunda línea, más jóvenes, más experimentados. Un surrealista supermercado del gol que Braulio mira atentamente en primera línea. El problema viene a la hora de escoger producto. Cada vez que nuestro entrañable gallego intenta dar un paso al frente para adquirir uno de los jugadores que le han gustado, los arietes le rechazan y le dan un golpe en la mano rechazando su propuesta. Que si Chicharito quiere jugar Champions League y no quiere saber nada de otras competiciones europeas, que si Fred cobra más de cinco millones netos de salario en Brasil, que si Demba Ba tiene una rodilla destrozada. Y cuando parece que uno de esos delanteros sí acepta lo que el secretario técnico le ofrece, aparece Amadeo Salvo por detrás para darle otro golpe y recordarle que el jugador que está a punto de fichar no es mediático, no vende camisetas ni abonos y no encaja en el nuevo proyecto de GloVal.
Y al final nos queda una estampa desoladora. Un Braulio Vázquez abatido y alicaído, sentado ante un escaparate enorme de jugadores que, o son inaccesibles, o tienen algún tipo de tara, o que directamente no cumplen los requisitos que la presidencia quiere para este nuevo Valencia. Si yo fuera el encargado de fichar al mencionado delantero, no tengo la menor duda de que la impotencia y las prisas empezarían a rondar mi cabeza.
Quedan apenas seis días para que el balón comience a rodar oficialmente, una semana para que se firme un cabeza de cartel, un punta que sea referencia en el nuevo proyecto, que meta veinte goles por temporada y que además, si puede ser, sea barato. Una tarea, que al menos a priori, el adjetivo de ardua le viene muy pequeña.
Pero después del partido de anoche, o de los enfrentamientos ante Inter y Everton, un servidor se empieza a preguntar si de verdad hace falta fichar a otro delantero. Nos olvidamos que de que Hélder Postiga ha aterrizado en Valencia hace menos de 48 horas, que en ese lapso de tiempo ha hecho su primer gol con la camiseta valencianista, y que en su mismo puesto puede jugar Jonas y Alcácer. Nos olvidamos de que tenemos una segunda línea espectacular, sin duda de las mejores de Europa cuando está en forma, y que seguirá filtrando balones imposibles juegue quién juegue en la punta. Las prisas en el mercado de fichajes no traen más que problemas, y  la secretaría técnica ya tiene malos precedentes con Cisshoko o V.Ruíz; yo no sé vosotros, pero yo no quiero a un Barragán comandando la punta de ataque ché. Y sobre todo, quizá nos volvemos a olvidar de que el Valencia son once jugadores, y que el bloque de esos once jugadores está por encima de cualquier estrella que pueda venir caída del cielo.
Braulio, no te desesperes, no te lances a por las ofertas, sigue el criterio que Djukic y Salvo te marcan, y si no se puede comprar algo decente, mejor guárdate la cartera y pon a buen recaudo el dinero, por el bien de la grada, y de tu puesto.

jueves, 8 de agosto de 2013

Al ritmo de la evolución


Tailandia, Japón, EEUU, China y una interminable ristra de países a los que clubes como Barcelona o Real Madrid viajan para hacer algo que ellos llaman pretemporada. Siempre he considerado la pretemporada como ese espacio de tiempo antes de empezar la competición oficial, que sirve para volver a coger el tono muscular, recuperar la resistencia y la capacidad física después de las vacaciones, y asimilar los conceptos técnicos del nuevo entrenador, si lo hubiese. Lejos quedan aquellas concentraciones en pueblecitos remotos del norte de España, buscando la brisa fresca de los Pirineos o el amable amparo de la Cordillera Cantábrica. No hay que darle muchas vueltas a la cabeza para llegar a la conclusión una vez más, de que el dinero lo puede todo. Un dinero que organiza giras mundiales interminables, cuanto más remoto sea el país y más billetes suelte, mejor para todos. Se deja en un segundo plano el aspecto deportivo para dar rienda suelta al negocio. El fútbol como deporte da paso al espectáculo del fútbol dejando como mera anécdota cualquier atisbo de preparación física. Claro, la imagen de Messi en el Muro de las Lamentaciones vende mucho más que la de Neymar posando con una cabra asturiana. Sinceramente, no me creo que blaugranas y merengues lleguen en plena forma al debut del campeonato doméstico. La fatiga acumulada, los viajes infinitos, el jet-lag, o la falta de sueño deben pasar factura a sus jugadores. Por mucha estela de estrella que tengan, siguen siendo humanos.
Esa es la triste realidad, estamos siendo testigos de la evolución del fútbol, ni más ni menos, cuyos genes dominantes se tiñen de verde dólar, y que lleva a la tumba a todo aquel equipo que no sea capaz de adaptarse al nuevo ecosistema. Una genética que no tiene por qué venir de serie, sólo basta que la mutación se dé en forma de petrodólares manchados de vodka o disfrazados con turbantes, multimillonarios que se compran un club e inyectan miles de millones de dólares al sistema dinamitando el mercado, y dejando desfasado y en la estacada al que no siga el ritmo de su inversión.
Y en este preciso punto es donde entra en juego la, desde mi punto de vista, excelente gestión de Amadeo Salvo de la pretemporada en general, y de la estancia en tierras americanas en particular. El conjunto ché empezó su stage en un pueblecito remoto de la sierra alemana -quizá no sea en Asturias, pero se le parece-, y aprovechó su estancia allí para hacer las cosas que deberían hacerse en una pretemporada: coger el tono muscular, recuperar la resistencia y la capacidad física después de las vacaciones, y asimilar los conceptos técnicos del nuevo entrenador, que lo hay. Y sin pensarlo dos veces, el equipo viajó a EE.UU para jugar el torneo más prestigioso del verano y ponerse a la altura de equipos como el Real Madrid. Y aquí es donde aprovechó el máximo dirigente ché para calzarse su traje de empresario implacable y enfundarse la aleta de tiburón a la espalda y empezar a hacer negocios. Que si ahora me reúno con la mayor empresa de marketing deportivo del mundo y le presento mi proyecto, que si después cierro un trato para la explotación y terminación del Nou Mestalla con una de las entidades más prestigiosas de los EE.UU, o que termino haciéndome la foto de rigor con el alcalde de Miami.
El presidente no está haciendo otra cosa que adaptarse a su entorno para que la vorágine de la evolución no le termine comiendo. Y si además, el equipo gana con solvencia sus dos encuentros en territorio yankee y demuestra que la verdadera pretemporada ha sido todo un éxito, sólo queda levantarse del asiento y aplaudir.
Amadeo tiene el claro objetivo de situar al Valencia CF entre los grandes de Europa, tanto deportiva como económicamente, y quizá y sólo quizá, este gigante dormido de Djukic pueda sorprender a unos líderes de la evolución que corren el riesgo de cegar completamente el aspecto deportivo. Porque al fin y al cabo, en lo más profundo del ADN del fútbol, siempre habrá un balón rodando.

lunes, 5 de agosto de 2013

A ritmo de tango en EEUU


El himno americano sonaba en el Metlife Stadium de New Jersey dando la bienvenida a un Valencia que quería y necesitaba la primera victoria de la pretemporada. Con un once similar al del partido ante el Milán en Mestalla, Djukic daba entrada al terreno de juego a Viera, Michel y Bernat, y dejaba la portería en manos de Alves.
Desde el pitido inicial, el conjunto ché se hizo cargo del control del balón y obligo al Inter a pegar cerrojazo atrás. Un dominio controlado y orquestado por Éver Banega. El argentino encendió su reproductor de música y puso sus botas en modo tango. Con el compás exacto abría el balón a la bandas, dejando espacio en la pista para Joao y Bernat, que disfrutaban rompiendo a una defensa interista que empezaba a verse desbordada desde el minuto uno. Viera añadía un toque canario al carril izquierdo dándole alegría al juego, mientras Feghouli retocaba la canción con ritmos africanos recién traídos de Argelia. Un sinfonía perfectamente sincronizada que resonaba en todo EEUU y que tomaba forma de apisonadora. Los violines y contrabajos anunciaban el punto álgido de la canción a la vez que el de Rosario alzaba su pierna derecha y fijaba su mirada en la escuadra derecha italiana. Imparable. El Valencia se ponía por delante en el marcador por primera vez en toda la pretemporada.
El Inter afinó sus instrumentos y empujó el balón hacia terreno valenciano. Dos fallos de Joao acabaron en sendos disparos de Guarín y Pereira que salieron rozando el poste izquierdo de la portería del brasileño. Poco les duró el aire a los rivales. El equipo volvió a entonar su mejor versión y volvía al ataque, a la presión, a las triangulaciones en el centro del campo. En definitiva, se movía al ritmo que Banega marcaba, él era el compositor, productor y director de la sinfonía perfecta.
Un balón mal rechazado por la defensa de un córner cayó en las botas del mago canario. No se lo pensó dos veces y armó su pierna para volver a devolver a Djukic la plena confianza que ha puesto en él durante toda la pretemporada. El esférico rebotaba en la cabeza del central y entraba directamente a las mallas. 2-0, el concierto en todo lo alto y un Inter que no podía estar más desafinado.
Al comienzo del segundo tiempo, un desaparecido Alcácer daba paso a Jonas en la delantera. Cinco minutos tardó el brasileño en formar sociedad con Viera y estampar su primer balón contra el poste, eclipsando la primera parte -por no decir toda la pretemporada- del canterano valenciano. Esa misma sociedad fue la que fabricó el 3-0. La sociedad canario-guaraní funcionó a la perfección y dejó solo al ariete que se marchó del meta para pasearse por la línea de gol y hacer el tercero de la noche. A Juan Jesús, el defensa interista debió darle dolor de cabeza el concierto ché y decidió intentar pararlo pegándole un auténtico golpe de kárate a Jonas en el cuello. Una acción que el árbitro no consideró como agresión y que dejó tintada de un insuficiente color amarillo.
El espectáculo llegaba a su fin, y el director serbio decidió que no iba a hacer más cambios. El aire de los pulmones empezaba a escasear, y aún así seguía siendo mucho más intenso que el descoordinado ritmo italiano, que no fue en ningún momento capaz de deleitar al público ni de poner en peligro a la defensa ché.
Las gradas pedían un bis y el equipo no dudó en ofrecérselo. Joao Pereira, incansable durante todo el partido, combinaba con el Feghouli del partido ante el Bayern, que dejaba a Jonas en bandeja su doblete. El portero dejó la tensión en todo lo alto con una palomita espectacular y a ritmo de redobles de tambor Viera empalmaba el balón en el aire para apuntarse su segundo tanto de la noche. Un broche de oro inmejorable que cerraba el telón del auditorio, y  dejaba un aplauso atronador que enmudeció New Jersey.  
Primera victoria de la pretemporada, sensaciones más que buenas y confianza a raudales para afrontar el partido del martes ante el Everton por la quinta plaza del torneo.
Quizá la música amanse a la fieras, pero en Valencia, despierta gigantes.

viernes, 2 de agosto de 2013

Los ídolos no tienen precio


No lo podía tener más fácil. Se iba de Mestalla después de meter más de 80 goles en tres años, luciendo el brazalete de capitán, ovacionado noche sí y noche también por las gradas, convertido en ídolo para los más pequeños y compañero inseparable del dorsal 9 en cada camiseta del Valencia que ronda la ciudad. Defendiendo dignamente los colores en cada rincón del mundo, y haciendo que nosotros, los valencianistas, sintiéramos orgullo y alegría cada vez que metía goles con la Selección. Se podía haber ido como un verdadero señor, como un jugador al que recordar, como uno de esos nombres históricos que decoran la pasarela de entrada al templo valencianista. Lo tenía más que fácil. Lo único que debía hacer era dar las gracias a la afición por tres años inolvidables, mostrar su gratitud al club que ha convertido a un delantero del Getafe en el ariete de España y coger con la cabeza bien alta el vuelo que le llevaría a afrontar nuevos retos en Inglaterra. Sólo debía llegar al aeropuerto, recibir el balón bombeado de la prensa y conectar un precioso derechazo por la escuadra en forma de cariño. Pues cayó en fuera de juego.
Llegó a la terminal de Manises entre una maraña de periodistas y empezó el discurso cómo marcaba el guión, siguiendo la pauta correcta para salir por la puerta grande. Pero el carácter, el temperamento o directamente la ineptitud empezaron a dar rienda suelta a la lengua de Soldado, y no tardó en arremeter contra Amadeo Salvo, contra su proyecto, e indirectamente contra el Valencia CF. No se daba cuenta que con sus palabras estaba destruyendo su legado, no era consciente de que estaba derruyendo su figura dentro y fuera del campo, emborronando su nombre en la historia y ganándose los abucheos en la próxima visita a la que era su casa, y en la que a partir de ahora, no será bienvenido.
De todos es sabido su buena relación con Manuel Llorente, y las reiteradas veces que el delantero ha defendido la gestión del ex-presidente dan prueba de ello. Y por tanto, no sería descabellado pensar que el "raje" contra Salvo se deba a una serie de factores, tales cómo la salida de Albelda, o del propio Llorente. 
Vamos, que sus palabras no tuvieran otro fin que desacreditar el trabajo del nuevo presidente, evitando que termine de desmontar el chiringuito con aire de mafia que el "calvete & company" tenían montado en forma de club de fútbol. Aparte del fuera de juego, eso es de tarjeta roja.
Pero si hay algo que reconocerle a Soldier, es la capacidad para unir al valencianismo. Ha conseguido deshacer los bandos y poner a todos de acuerdo. Le ha salido el tiro por la culata y el presidente sale más reforzado que nunca, y lo ha retratado como un gestor impecable, que ha aprobado con matrícula de honor su primera negociación complicada. 
Lo tenías más que fácil. Y lo que más me jode de todo esto, es que tus palabras van a doler mucho más a los aficionados que a ti mismo cuando se te pase el calentón. A ese niño que luce con orgullo tu nombre en su espalda, dile a la cara que no te ilusiona el proyecto. Lo que has demostrado no han sido huevos ni carácter, sino cobardía y interés.
Ahora te deseo toda la suerte del mundo en tu nueva aventura, y espero que los éxitos te acompañen allá dónde te lleve el destino. Pero ese destino ya nunca volverá a traerte a Valencia, porqué ya nadie te considerará cómo parte de nuestra historia, porqué ya no serás el ídolo de nadie, y eso, amigo mío, es algo que no tiene precio.




 

lunes, 29 de julio de 2013

Una religión llamada "Curva"


Cómo en todas las historias épicas, empecemos desde el principio. Faltaba casi una hora para el pitido inicial, y ya estaba enfilando los vomitorios de Mestalla camino a mi asiento en la Curva Nord, mi primera experiencia en la mayor grada de animación en España. El verdor del terreno de juego estallaba en mis pupilas mientras una enorme sonrisa en forma de felicidad se dibujaba en mi rostro. Volví a echar un ojo a mis entradas, esas que ya me sabía de memoria de tanto mirarlas durante la última semana, aprendiéndome de carrerilla la fila y la butaca que me tocaba. Impresionaba ver la cantidad de espacio que la grada había conquistado en Mestalla y no podía dejar de imaginarme cómo sonarían 2000 gargantas al unísono en cuánto empezara el partido. Un hormigueo incesante de almas iba rellenando poco a poco las butacas, el espacio libre se iba convirtiendo en anécdota y las primeras palmas aparecían en Mestalla. Salía el Milán a calentar y no tardaron en llegar las primeras alusiones a su máximo rival, calentábamos las gargantas al ritmo que el "Inter, Inter" nos marcaba. Quedaban apenas cinco minutos para que el Valencia jugará su primer partido de la temporada en Mestalla, y por los altavoces nos pedían silencio, nuestro particular homenaje a las víctimas del accidente ferroviario en Galicia debía salir perfecto para honrar como tocaba a los fallecidos en las vías. Los jugadores salían al terreno de juego y se preparaban para el minuto de silencio, mientras la Grada desplegaba una enorme pancarta de ánimo, enviando parte de nuestra fuerza en viaje directo a tierras gallegas.
El silbido del árbitro inundó cada recoveco de Mestalla, y las palmas ya no cesaron en los noventa minutos. Garganta sobre garganta, cántico tras cántico, la voz de la curva resonaba en el templo del valencianismo, una caldera que no dejaba de animar, con miles de personas brazos en alto prestándole su voz al equipo para llevarlo en volandas a la primera victoria.
Guaita detenía el penalti que él mismo provocó, pero un par de minutos después, Robinho servía fría su particular venganza en forma de tiro cruzado y fusilaba al valenciano poniendo el 0-1 en el marcador. NADIE dejó de cantar. "En las buenas y en las malas" la fuerza de los cánticos intentaba levantar a un equipo que no terminaba de engrasar las jugadas, que no acababa de encontrar la fluidez en el centro del campo para llegar a la portería del rival. Un rival que se encontró con un misil teledirigido de De Jong directo a la escuadra. 2-0, y repito, nadie dudó en mantener los brazos arriba.
Quince minutos de descanso que daban comienzo al segundo tiempo, los altavoces volvían a jalear, volvían a instar a los aficionados a seguir cantando y a mantener el sonido de las palmas en el aire. De los pies de Jonas salía un pase bombeado que nuestro filial, Paco Alcácer controlaba con maestría haciéndole un lío monumental a la defensa italiana dentro del área, para dejarle a Parejo empujar el balón dentro de las mallas. Llegaba el primero del Valencia, y en la Curva nada cambiaba, la intensidad de los cánticos seguía siendo exactamente la misma.
Fede Cartabia, Bernat y Viera enchufaron al equipo y le dieron la chispa de vitalidad que les faltaba para marcar el segundo gol, a su vez, las senyeras empezaban a tocar el cielo y el himno del Regne sonaba en Mestalla, el vello erizado y los pelos de punta acompañaban mi voz, mientras que el orgullo no cabía en mi pecho. Fue lo mejor que he vivido en Mestalla en mis 20 años de vida.
El gol no llegó, el equipo mejoró muchísimo en la segunda parte y mereció algo más que la triste derrota. La gente salía en tromba del estadio mientras la Curva acompañaba al equipo hacía la salida con un eco incesante. "Valencia, Valencia".

En esta entrada tan especial, me gustaría hacer una pequeña reflexión. Si hay algo que verdaderamente no me esperaba de esta experiencia, que realmente me llamó la atención, fue el comportamiento de los presentes en la Curva. Me explico. En ningún momento, la intensidad bajó, nadie dudó. Marcará el Milán o el Valencia, fuera la acción que fuera, la grada se mantenía impasible con su cántico y su voz. Sólo puedo sacar una única conclusión de esto. El Valencia es algo más que un equipo, algo más que sólo fútbol o que un mero deporte. El Valencia para la Curva dibuja los colores que tiñen su corazón, el orgullo mueve los hilos de sus brazos y su amor hacía el club brota en forma de canción. Nada ni nadie de los que aparece en el terreno de juego importa más que este sentimiento, Porqué para ellos, y para mi, ser de Valencia no es un hobby, es una forma de vivir, una religión que nos marcará de por vida.

viernes, 26 de julio de 2013

Rompetechos Salvo


Un quiero y no puedo. Así debe de sentirse Amadeo Salvo ante la imposibilidad de sustituir la inminente salida de Roberto Soldado a la Premier, con un delantero TOP, con un ariete que llene Mestalla, que abra mercados a nivel internacional y que sea el referente del club a nivel mundial. No deja de pegarse cabezazos contra un techo llamado "tope salarial".

Aumentar la capacidad económica y financiera de los clubes, mayor disciplina y racionalidad, garantizar la puntualidad a la hora de saldar las deudas y obligaciones, reducir la presión sobre los salarios y traspasos de los jugadores, fomentar las inversiones a largo plazo en el sector juvenil y controlar la entrada de "mecenas" en el fútbol.
Estas son las principales características del "Fair Play" financiero impuesto por la UEFA en toda Europa, e impulsado por Tebas aquí en España (dónde nos situamos a la cabeza en cuánto a clubes en situación de concurso de acreedores o intervenidos judicialmente). En resumidas cuentas, este juego limpio entre clubes consiste en que los equipos gasten en función de sus ingresos consiguiendo todas las ventajas anteriormente mencionadas.

Y en esta situación se encuentra el Valencia, en la de adecuar sus gastos de ficha a sus ingresos, los cuáles sólo dan para tener un "tope salarial" de 1,8M de euros por temporada. Una cantidad muy inferior a la que están ofreciendo clubes cómo el Tottenham y el principal escollo con el que el club está topando para sustituir a nuestro delantero estrella. Fred y Chicharito son los preferidos de la secretaría técnica y de la presidencia para devolver la ilusión a la afición, pero sendas fichas, tanto en Old Trafford como en el Fluminense superan con creces el techo marcado por el club. Y es aquí dónde Salvo está tanteando cómo mover la ficha adecuadamente para que los ingresos se disparen, estudiando qué jugadores comprar para que sus países de origen abran mercado con la entidad (Fred-Jonas en Brasil, y Guardado-Chicharito en Méjico), para que disparen la venta de camisetas en las tiendas del club, y hagan que la compra de pases bata récords en taquilla. Este aumento de ingresos, junto con la reducción de salario que Braulio Vázquez ha cristalizado con las salidas de Gago, Tino Costa o Valdez podría permitir al equipo del Turia subir excepcionalmente ese "tope salarial" y adecuarlo a las opciones de primera línea que el mercado ofrece.

De lo que no cabe duda, es que a Salvo se le presentan varios escenarios, y es él y su equipo los que deben decidir si arriesgarse o seguir cómo hasta ahora. Pueden vender a Soldado y arriesgarse a fichar dos delanteros contrastados de primera categoría rompiendo el techo del club y esperando que los ingresos sean los esperados, apostando fuerte por la parcela deportiva y dejando en una incógnita el tema económico. Por otro lado, pueden vender a Soldado y dejar el techo intacto, apostando por jugadores de un perfil más bajo como Hélder Postiga, esperando que su rendimiento sea el óptimo durante la temporada y trasladando el riesgo a la parcela deportiva, pero asegurándote el mismo beneficio económico (escaso, pero beneficio) de las temporadas pasadas. O incluso, podría plantearse la opción de que nuestro delantero se quede en Mestalla, y que su sueldo y el futuro del "tope salarial" quede a merced de los resultados de la temporada.

En manos de Amadeo queda que sigamos teniendo a un gestor conservador, o que "de golpe y porrazo" nuestro presidente tome forma de Rompetechos. ¿Y tú, que harías?



lunes, 22 de julio de 2013

Y tu ¿eres Soldadista?


No se puede negar que uno de los motores que ha movido la historia ha sido y será la religión. Ese conjunto de creencias acerca de la existencia y la moralidad humana que ha levantado guerras, templos, asesinatos, leyes y sobretodo división. Esa división atemporal entre creyentes y no creyentes, entre los que confían en la fe y los que se dejan caer en brazos de la lógica, el conflicto eterno entre Dios y la ciencia.
Pero si hay algo que pone de acuerdo, y a lo que se acogen ambos bandos, es la falta de pruebas. Los creyentes defienden la existencia de sus dioses alegando que nadie puede demostrar que no existe, que es una fe inquebrantable imposible de demostrar. Mientras que la otra parte de la moneda se escuda en esa precisa falta de pruebas para hacer entender que si no hay evidencias de su existencia, simplemente no existe, y no hay ningún otro motivo para pensar que ha existido o existirá.

Ahora, hagamos un ejercicio de traslación hacía el tema Soldado. Nos encontramos con el siguiente panorama: El jugador sólo ha manifestado su deseo de acabar su contrato en el presunto "club de sus amores", mientras sus representantes no dejan de traer amenazas procedentes de la Premier en forma del pago de la cláusula, si al ariete valenciano no se le sube su sueldo, algo impensable para la entidad de Mestalla. 
Y ahora vamos con los creyentes, y los escépticos. Aquellos que siguen aferrándose a la continuidad de Soldado en el Valencia, presentan como prueba la falta de declaraciones del delantero afirmando que quiera irse, dando calado pues a la idea de, que si manifestó su deseo de acabar su contrato, y no ha dicho lo contrario ni ha cambiado públicamente de idea, nuestro killer quiere quedarse en el club.
Por otra parte, nos encontramos con los escépticos, aquellos que no dudan de la marcha del ariete hacia tierras inglesas, aferrándose a esa misma falta de palabras pidiendo su salida, pero interpretadas de forma negativa ante los movimientos de su representantes por venderlo, que vendría a confirmar que el delantero estaría de acuerdo con ellos, aunque no lo haya manifestado públicamente. 

Lo malo de toda esta reflexión, es que soy de los que piensa que la religión no ha traído casi nada bueno, y que sus conflictos, como norma general, han sido devastadores a lo largo de la historia, pasando de ser uno de los motores del tiempo, al pedal de freno de la evolución. Pero esto ya es cuestión de opinión.

Y tu, ¿eres más de fé o de ciencia? Y tu ¿eres Soldadista?






domingo, 21 de julio de 2013

Perder o perder


Pérdida de balón, córner y cabezazo abajo de Schwaab en el que Guaita no puede hacer más que disfrutar del espectáculo que supone ver un gol del rival en primera fila. Tres minutos de despiste que condicionaron los 87 restantes.

Poco tardó en llegar el primer gol. No se pueden perder esos balones inocentes en el centro del campo y esperar que el rival no los aproveche. La jugada se resolvió con el saque de esquina que supuso que los alemanes se avanzaran en el marcador en tan sólo tres minutos. Tocaba remontar, la historia de Karlsruhe se volvía a repetir. A remolque de nuevo.
La reacción del Valencia se presento en forma de pelotazo arriba. Fede, Viera y Piatti se tiraban las manos a la cabeza viendo cómo su defensa no dejaba de tirar balonazos a una línea ofensiva de 1,70 de media, a la vez que Parejo se desentendía del partido y Javi Fuego atendía única y exclusivamente a labores defensivas.
Con un centro del campo desaparecido, Viera volvió a demostrar la magia canaria que lleva dentro, sacó su varita y empezó a buscar huecos por donde filtrar la defensa, convirtiéndose en lo único salvable del encuentro. Piatti no fue capaz de zafarse ni una sola vez de su hombre, y cuando conseguía sacar provecho de su velocidad los centros no le acompañaban. Juego lento, sin ideas, y sin peligro. Este Valencia aún no crea peligro arriba. Sólo un magistral lanzamiento de falta del canario desde la frontal obligó a lucirse al portero alemán, que vio como terminaba el primer tiempo con sus guantes casi sin usar.

Como venía haciendo en los dos partidos anteriores, Djukic cambió por completo el once inicial en la segunda parte. Con Romeu, Banega y Michel en el centro del campo se esperaba que la circulación de balón mejorara y el control se plasmara en el campo en forma de peligro. Pero de eso nada. Tras diez minutos de insulso toque valencianista, el Stuttgart se cansaba de esperar en su campo y convertía la banda que defendía Barragán en su particular autopista hacía el gol. Sólo Alves y la mala suerte impidieron que el marcador fuera más abultado. El cansancio se hacía patente y en ocasiones parecía que los jugadores se arrastraban por el campo cómo almas en pena. Era un espectáculo lamentable, y que sólo la excusa de la pretemporada lograba hacer aguantable. Con dos tiros desviados de Feghouli el partido tocaba a su fin. Segunda derrota de la pretemporada y vuelta a casa con el casillero de victorias a cero.

Después del partido, Djukic y Oriol Romeu quitaban hierro a las derrotas, pero se fijaban el partido del próximo sábado ante el Milán como tope para empezar a cambiar la deplorable imagen ofrecida en Alemania. Para el cuerpo técnico, deberes cumplidos, la derrota como mera anécdota, y la sensación de que es ahora cuando se puede perder. Porqué dentro de menos de un mes, esta imagen será inadmitible.










viernes, 19 de julio de 2013

Dulce Alemania


Último partido en tierras alemanas. La estancia del Valencia en Speyer toca a su fin, y como despedida se enfrentará al Stuttgart, equipo alemán que milita en la Bundesliga, y que es a priori, el rival más difícil para el conjunto de Djukic.
Una guinda dura de roer, que pone punto y final a un pastel que no termina de quitarse de encima un ligero sabor agridulce. La dulzura de la ambición de Djukic en su discurso no acaba de corresponderse con la amargura de no haber sido capaces de ganar los dos partidos anteriores, ante rivales con una categoría muy inferior a la del conjunto ché.
Las duras cargas de trabajo a las que el serbio y su equipo técnico están sometiendo a la plantilla darán sus frutos cuando comience la temporada, cuando todas esas carreras de fondo aparezcan en forma de resistencia a los noventa minutos, pero de momento, el único protagonista que se deja ver es el cansancio.
Esto unido al rodaje de los equipos alemanes, cuya temporada regular empieza semanas antes que en España, inclinan la balanza hacia el lado germano. Pero no podemos olvidarnos nunca del potencial infinitamente superior del Valencia ante equipos de tercera y cuarta división, eso es algo innegable, y que tira por los suelos todo el razonamiento anterior.
Mañana pasará su primer examen serio, mañana toca demostrar que los jugadores van asimilando toda la carga física y táctica del nuevo técnico, y que poco a poco van familiarizándose con la idea de entender el fútbol de Djukic. Mañana toca ganar ante el mas duro, porqué si el Valencia sale de Alemania con una victoria bajo el brazo, rellenará su particular pastel con una suculenta capa de crema, que cubrirá de dulzura la falta de gol y de victorias en los partidos anteriores. Pero si el conjunto del Turia sale con otra derrota en su casillero de Speyer, la desconfianza tomará el vuelo de regreso a Valencia con el equipo, y el pastel puede acabar estampado en cualquiera de los asientos del avión, tirando por tierra todo el trabajo de la pretemporada alemana.




jueves, 18 de julio de 2013

Palos de ciego


El refranero popular suele decir: "Dos problemas tienes, uno, enfadarte, y dos, desenfadarte". Y cómo casi siempre, tiene razón.
No tuvo su tarde el Valencia en tierras alemanas. Segundo partido de pretemporada y el casillero de victorias sigue mostrando un enorme cero. Podríamos hacer un exhaustivo análisis del partido, intentar comprender por qué la línea atacante no ha sido capaz de meterle un gol a un equipo alemán de categorías inferiores, analizar fríamente el planteamiento defensivo del Mannheim que ha mojado la pólvora valenciana, o simplemente pensar que hace apenas quince días que el equipo de Djukic se puso a trabajar, y que cualquier conclusión que se pueda sacar será por fuerza errónea.
Algunos ya pedían la dimisión del técnico serbio por empatar un partido de verano contra unos alemanes de medio pelo (con todo mi respeto al Mannheim), mientras otros censuraban a estos primeros llamándoles extremistas.
Sinceramente, me parece muy pronto para empezar a crear bandos, para comenzar a dividirnos, otra vez, para criticar el juego del equipo, para llamar incultos a los que critican el juego del equipo, para sacar los ojos a los jugadores que en nuestra opinión no hayan corrido y apresurarse a ondear pañuelos al palco presidencial.
Calma, acabamos de empezar, esto es pretemporada. Estos partidos sólo sirven para coger tono muscular, para empezar a posicionarse correctamente en un esquema totalmente nuevo, un tiempo de adaptación que tiene como objetivo llegar en forma a las competiciones oficiales. Me da igual que el rival sea un alemán de nombre impronunciable, que el todopoderoso Milán, las premisas van a ser exactamente las mismas, independientemente del resultado.
Así que por una vez, vamos a dejar que los profesionales trabajen, que ya han demostrado de sobra en otros clubes que saben hacerlo a la perfección. Claro que puedes encolerizarte y romper sillas si te viene en gana por estos resultados, pero en el fondo sabes qué no va a servir absolutamente de nada. Porqué queda un mes para el partido que inaugura la Liga frente al Málaga, y será entonces y sólo entonces cuándo tengamos que empezar a sacar conclusiones. Todo lo que se hablé, especule o se comente ahora, serán palos de ciego.




lunes, 15 de julio de 2013

A ritmo de ESPECTÁCULO


La esperanza de toda Mestalla. Ese será el recuerdo que Nelson "Huevos" Valdez dejará en Valencia. Su demostración de supremacía saltando por encima de toda la defensa bilbaína, dando oxígeno a un equipo que se moría. Su aparición en el último minuto dando la estocada final a un Atlético de Madrid invicto o su gol frente al Celta destrozando a base de garra las ilusiones celtiñas siempre formarán parte de todos los valencianistas. Pasa a ser uno de esos jugadores selectos que en tan sólo un año, consiguen robarle el corazón a la grada, que logra levantar a toda una afición de su asiento para aplaudirle al finalizar el partido, pero sobretodo le recordaremos por mantener viva la esperanza del último instante, del milagro, por acentuar la sangre y la épica valencianista, por dejarse la piel por cada balón y estar a la altura del escudo que lucía en su pecho. Te has ganado a pulso que esta afición te recuerde.

Mañana abandona la expedición ché en Speyer para tomar rumbo a su nuevo destino, los Emiratos Árabes. Allí formará dupla atacante con otro ex-valencianista como Ricardo Oliveira, comandados por Luis Milla.
Personalmente te deseo lo mejor en tu nueva aventura, que disfrutes los minutos que nos has tenido aquí en Valencia y que tus goles sigan marcando los éxitos de tu carrera. Mucha suerte Nelson.

Por otra parte, me gustaría hacer mención especial a su "fake" en Twitter, @NHuevosValdez. Cómo todos a estas alturas ya saben, la marcha del jugador paraguayo quita todo sentido a una cuenta que ha sido altavoz valencianista durante todo el año. Y por eso me gustaría hacer mi pequeño homenaje a todos como los que "Huevos" hacen grande cada día al valencianismo, a todos los que lucen orgullosos su senyera, y sobretodo a aquellos que defienden el sentimiento que nos inunda cada vez que entramos en Mestalla, el sentimiento que nos hace levantarnos del asiento cuando el balón vuela hacía la portería, el sentimiento que inunda nuestra mejilla de lágrimas en las derrotas, y que ilumina nuestros rostros en las victorias. Por defender el ESPECTÁCULO, gracias @NHuevosValdez. 

Porqué siempre debemos defender el sentimiento del fútbol.

martes, 9 de julio de 2013

Un dulce demasiado amargo


El camarero le traía el postre a Braulio. Un flan bañado en nata con espejo de caramelo. Toda una delicatessen propia de la compañía que le rodeaba en la mesa, nada más y nada menos que el presidente Amadeo Salvo, Djukic y Rufete como técnicos del primer equipo y del filial y Luis Cervera ejerciendo de director general. Todo andaba sobre ruedas hasta que el móvil del gallego vibró en su bolsillo. Con un gesto delicado, y una sonrisa en su rostro sacó su smartphone, y contempló el mensaje que le había llegado. La sonrisa se tornó seriedad y su confiado rostro pasó a la historia. "David Villa al Atlético de Madrid por 5M".
"Y Piatti me costó 6"
debió pensar nuestro secretario técnico viendo la que le venía encima. Y no era para menos, el ídolo de toda una afición, esa esperanza recóndita que sobrevolaba Valencia de volver a ver al "Guaje" pisando el césped de Mestalla con un murciélago adornando su pecho se desvanecía en apenas cinco minutos. El sudor hacía acto de presencia en sus manos y la tranquilidad de hacía cinco minutos había decidido coger la puerta y irse para siempre. El flan ya no era tan apetecible y el cuello de la camisa apretaba más de lo normal.
Poco tardó la noticia en explotar en las redes sociales. La avalancha de decepción y crítica desmedida fue brutal, no hubo espacio para la reflexión o el análisis de los detalles de una operación que a priori era toda una ganga para los colchoneros. "Sólo 5 millones de euros y encima a pagar a tres años, menuda estafa le han pegado al Barça, y el inútil de Braulio no ha sido capaz de traerlo a Valencia". Esa era, a grandes rasgos, la idea general que inundaba Internet de las cinco a las seis de la tarde de ayer, cuando se hizó pública la operación. Una operación sorpresa, toda una bomba de relojería que había detonado sin aviso previo, y cuya onda expansiva había alcanzado de pleno la maltrecha ilusión de la afición.
"Y 8 millones de euros me gasté en Victor Ruiz, de esta no salgo"
Pero toda ganga tiene su trampa. No dejaban de aparecer datos sobre la operación, y cada cuál dejaba en peor lugar al encargado en Valencia de formar una plantilla competitiva para el año que viene. Sólo faltaba desvelar a cuánto ascendería la ficha del asturiano a orillas del Manzanares. Y aquí viene la trampa, mantendría su actual salario, es decir, 10 millones brutos de ficha, una barbaridad inasumible para el 90% de los equipos de primera división. Imaginad, que en el VCF, el tope salarial lo encabeza Soldado con 1,8M. Una desfachatez de dinero a la altura de los clubes más ricos del mundo, dónde parecía que el Atlético había entrado, aunque todo sea dicho, a costa de la venta de Falcao.
"Y otros seis que pagué por Cissokho"
El cuello de Braulio debe seguir en su lugar, el fichaje de Villa, pese a que nos duela, es totalmente imposible hoy en día para el VCF. Cuánto antes asumamos que el club no tiene dinero en sus arcas, antes comprenderemos que retornar nuestras glorias pasadas no es el camino, y que los verdaderos fichajes deben proceder de nuestra cantera. Debemos aprender a ilusionarnos con chavales como Paco Alcácer o Bernat, aprovechar nuestras fuerzas animando a nuestros jugadores en vez de derrocharlas criticando operaciones que no están a nuestro alcance. Está claro que necesitamos ídolos y referentes para el equipo, pero hay que tener paciencia, ya llegarán, de eso no me cabe la menos duda.
"Y también me traje a Barragán, que más da el precio, me lo traje"
Y por mucho que critiquemos la gestión de nuestro gran amigo, si no hay dinero, no se pueden hacer fichajes, y no hay más. El Guaje hubiera sido un postre igual de apetecible que el flan, pero no para un club con una diabetes económica galopante.
Así que Braulio, deja de culparte de la venta de Villa, por una vez, y sin que sirva de precedente, tú no tienes la culpa. Y a todos aquellos que piensen que esto no es cierto, siempre pueden volver a épocas en las que sólo faltaba un café para fichar a Cristiano Ronaldo.



domingo, 7 de julio de 2013

La Pretemporada mola


Que no te digo que el mercado de fichajes no esté interesante, o que el Irak-Corea del mundial sub 20 no sea un partidazo, pero yo tengo unas ganas enormes de que empiece la pretemporada.
Porqué me da igual que el primer rival del VCF sea un equipo alemán de nombre impronunciable (Karlsruher SC), que milite en la tercera división del país bávaro. Porqué nadie me quita la ilusión de coger mi refresco y paquete de patatas (a pie de playa si puede ser), encender la tele o el ordenador, y disfrutar del primer partido de la temporada de mi equipo, sin presiones, saliendo con una alineación que mezcla a los chavales del filial con los posibles titulares durante el año, jugando a adivinar quién será el jugador revelación, a quién tiraría a patadas en lo que queda de mercado de verano, y haciendo cábalas de cómo quedará el equipo definitivo para el primer partido de Liga.
Y la Confederaciones estuvo muy bien, pero te confieso que me hará la misma ilusión un gol de Paco Alcácer a pase de Bernat frente a los desconocidos alemanes, que los penaltis de la Selección Absoluta ante la todopoderosa Italia.
Quiero adivinar los pilares maestros de la estrategia de Djukic, cómo jugará el equipo este año y apostar la posición final en la temporada, en Liga, y en Uefa, que oye, no es la Champions, pero a mi me ilusiona volver a levantar un título europeo con Soldado y Bernat metiendo sendos tantos en la final emulando a Vicente y Mista.
Y por si fuera poco, este verano jugamos la "2013 Guiness International Champions Cup" con equipos cómo el Real Madrid, el Inter, el Chelsea o la Juventus, y el primer partido en Mestalla ante el Milán. ¿Acojona eh? ¿Pero que quieres qué te diga?, yo quiero llegar a la final de ese torneo y tocarle la moral a los de la meseta, y ver la carita de Cristiano mirando al cielo desesperado viendo cómo nuestro VCF marca el tercero del partido y se lleva el torneo más prestigioso de la pretemporada. Qué no vale de nada al fin y al cabo, pero a mi me apetece. ¿Y a ti?

lunes, 1 de julio de 2013

Amanecer

Posiblemente se veía venir y teníamos los ojos tapados con una enorme venda color orgullo, seguramente nadie hubiera apostado por un resultado tan abultado, ni siquiera los propios brasileños, y quizá lo mejor que nos podía pasar es que alguien nos pegará tal baño de humildad que nos devolviera a la realidad de un sólo golpe.
No hubo ni un solo momento en que nuestra selección mostrara un ápice de superioridad ante el combinado carioca. Una jaula de presión asfixiante que encerraba a España en su propio toque, que ahogaba a los jugadores en un centro del campo impracticable y que catapultaba a los brasileños a un contraataque letal que encontró premio demasiado temprano. El cansancio físico, la temperatura y la humedad en el terreno de juego o las molestias físicas de algunos de nuestros jugadores no pueden ser nunca una excusa ante la exhibición que la pentacampeona ha desplegado hoy en su campo, en su casa, en Maracaná. 
Tres goles que sucumben los cimientos de todo un país, que rompen los esquemas de toda una nación que se había acostumbrado a arrasar allá donde iba, a terminar de forma aplastante con cualquier rival que le intentara hacer frente y alzar los títulos con una insultante facilidad. 
Con la final ya perdida es muy fácil decir esto, pero la fiesta debía acabar ya. El mundo multicolor en el que nos habíamos asentado no era sano desde ningún aspecto para la competitividad, las victorias se sucedían unas tras otras al mismo ritmo que la autocrítica iba perdiendo fuerza hasta quedarse en una mera anécdota. Miles de habitaciones forradas con imágenes de la selección levantando el Mundial y sendas Eurocopas que tapaban años de fracasos y derrotas dolorosas, un dulce somnífero que nos sumía en un precioso sueño del que ninguno queríamos despertar. 
Pero el sueño tiene mucho de realidad, y esa realidad nos muestra que hemos sido la mejor selección del mundo durante cuatro años inolvidables, esa realidad nos ha enseñado que la magia del toque y el fútbol-salón puede derribar cualquier muralla siempre que el coraje, el talento y la ilusión vayan cogidas de la mano.  Que hemos asentado la mejor base posible para el futuro y que lo que debemos de hacer ahora es volver a reconstruir el equipo, tapar las fisuras que han ido surgiendo por el paso de tiempo y cimentar nuestro juego para que la miel de la victoria vuelva a rozar nuestros labios.
Puede que Xavi esté en el ocaso de su carrera y su visión de juego se haya deteriorado, puede que Villa y Torres ya no sean los delanteros letales que atemorizaban a los defensas rivales con su sola presencia, o que haya que reforzar puestos débiles como los laterales de la defensa en relación a las selecciones más punteras. Pero no tengo la menor duda de que la derrota de esta noche, y sin querer parafrasear a un tal Valdano, es una derrota llena de utilidad, una derrota que nos muestra todos nuestros puntos débiles, que nos enseña el camino de las generaciones que vienen tirando las puertas de la Selección a base de títulos internacionales, una mazazo de realidad que fuera de convertirse en un final de fiesta, acerca más a nuestra selección a un nuevo amanecer.

Brasil, te esperamos el año que viene.



sábado, 22 de junio de 2013

No mates el fútbol



- "Cámbiate de equipo, así no tendrás que llorar con las derrotas, nosotros siempre ganamos"

¿Cuántas veces tuvisteis que escuchar esa frase? No fallaba. Recuerdo enfundarme mi bufanda anaranjada, mi camiseta del VCF y bajarme con mi padre a la barra del bar de enfrente a ver el partido. Con la ilusión reflejada en los ojos imaginando saltar de mi asiento gritando que mi equipo había marcado gol, y subirme a casa con una sonrisa de oreja a oreja porque ese equipo que tanto quiero y disfruto se ha llevado los tres puntos en el último minuto. Pero por desgracia, no siempre comíamos perdices. En muchos partidos ese gol que te imaginas no llega, y el partido acaba con una derrota que te dejaba un sabor amargo, y con una mirada que había cambiado la ilusión del principio por la tristeza del final.
Y claro, ese ceño fruncido no pasaba desapercibido en el bar, y la gente intentaba animarte, quitarle importancia al partido para que me sintiera mejor y recordándome que el próximo seguro que iría mejor, aliñado con el socorrido "no siempre se puede ganar". Hasta ahí lo veía todo normal, con mi corta edad ya estaba acostumbrado a esas frases y no tenían demasiado efecto en mi. Pero, siempre había una frase que me dolía en los oídos, que me hacía levantar la cabeza y cambiar el semblante cabizbajo por el gesto de enfado. Una frase que se quedaba clavada, y que nunca fallaba. Siempre estaba ese esperpento de persona que había llegado al bar minutos antes de que empezara el Barcelona o el Madrid, que se dedicaba a menospreciar al VCF riéndose de los presentes porque su equipo ya nos sacaba un buen saco de puntos, y que al verte te dedicaba las palabras reflejadas en la cabecera de esta entrada. Ese falso aficionado que te animaba a cambiarte de equipo porque el tuyo siempre pierde.

Sinceramente, me compadezco de vosotros. Siento lástima de todos aquellos que se cambian de equipo sólo porque gana, de aquellos que nunca han sentido nada por un equipo, cuyo mayor afán es llegar a su puesto de trabajo y reírse del compañero, ese compañero que no se cambió de equipo, ese compañero que ha sido fiel a sus colores en las derrotas y en las victorias, en los ascensos y en las derrotas, en las buenas y en las malas. Me dan pena todas esas personas que nunca llorarán porque su equipo ha perdido, porque tampoco sabrán lo que es llorar de alegría cuando ese mismo equipo gane un título.
Hoy me gustaría dedicar esta opinión a todos los que han derramado alguna lágrima por la desaparición de la Unión Deportiva Salamanca, a todos esos aficionados que le fueron fieles y nunca le abandonaron. Porque estoy seguro de que esos fieles volverán a empezar de cero en cualquier campo de tierra con las líneas pintadas con tiza, para que su sentimiento y su devoción por su equipo nunca muera. No os rindáis. Nunca.

Y recordad, nunca le quitéis la ilusión a un niño de ser del equipo que siente. Porque ese niño crecerá y será el aficionado que animará hasta la muerte, y sin ese aficionado, el que morirá será su equipo.

domingo, 16 de junio de 2013

La ilusión en forma de nueve


Era uno de esos paseos sin rumbo bordeando la playa de la Malvarrosa. De la mano de mi chica oteaba el horizonte en la busca desesperada de algún refresco que me hiciera olvidar el sol imponente que brillaba en mi ciudad. Giraba la cabeza de izquierda a derecha cuando de golpe me tope de frente con la camiseta del VCF. La portaba un hombre de poco pelo, que no llegaría a la treintena de edad y que caminaba junto a su esposa y su hijo. El pequeño caminaba con dificultad agarrándose a las manos de sus padres, poniendo todo su empeño en conseguir uno de los mayores desafíos que tenemos los críos con apenas dos años cumplidos, andar cada vez más deprisa, y si puede ser, que nuestros "papás" corran detrás nuestro para que no nos caigamos. Me fije más detenidamente en la ropa del chiquillo y enseguida distinguí unos colores y un escudo en su pecho. El emblema de la Selección española y los colores rojigualda se alzaban ante mis ojos en apenas ochenta centímetros de altura. Un pequeño cosquilleo recorrió el vello de mis brazos recordando los éxitos recientes de la Roja, siendo consciente de que ese pequeño ya no tendrá que enfrentarse a maldiciones de cuartos de final, o frases como "jugaron como nunca, y perdieron como siempre". Ese pequeño de mirada azulada disfrutará de una selección considerada como la mejor del mundo, que infunde respeto allá donde va y de la que sus aficionados estamos más que orgullosos. Los minutos de gloria con este equipo de leyenda se agolpaban en mi cabeza mientras la pareja de padres y el pequeño pasaban a mi lado, y como en un acto reflejo tuve el impulso de girar la cabeza. Dos nueves como Mestalla de grandes se presentaban desafiantes ante mi mirada. El olfato de gol, los rematadores natos, los más listos de la clase y la velocidad en estado puro se daban cita para homenajear a tan preciado número, cuyo portador tiene la obligación y la responsabilidad de ser la pieza más letal y determinante de todo el terreno de juego. Alcé la vista unos centímetros, y en las dos camisetas un nombre presidía sus espaldas. Ese nombre era Soldado. El nueve del VCF, el jugador que este año pasa a ser nuestro estandarte, nuestra referencia, y el que tendrá bajo sus hombros el gran honor de portar la Senyera. Esta noche también juega la Selección. Empieza su camino en la Copa Confederaciones ante Uruguay, y su delantero también será Roberto Soldado, que a base de garra y pundonor le ha robado el puesto a los delanteros a priori titulares.
Una de las camisetas que guardo con más cariño en mi armario, es la de la Confederaciones del año 2009, en aquella convocatoria, un joven David Villa portaba el siete en su camiseta, y como mi ídolo, yo también lo portaba orgulloso en mi espalda. 
Hoy, Soldado se juega ganarse el dorsal número nueve de todo un país, y que miles de niños como el protagonista de nuestra historia serigrafíen su apellido en nuestra Roja, que miles de niños valencianistas volvamos a estar orgullosos de los jugadores que van a nuestra Selección.

martes, 11 de junio de 2013

Leyenda



En estos momentos hay cientos de redactores delante de sus teclados buscando las palabras exactas para definir como se merece a David Albelda, barajando decenas de adjetivos que destaquen su liderazgo, su capacidad de organización y su extraordinario posicionamiento táctico, rescatando del baúl de los recuerdos imágenes grabadas a fuego en el corazón de todo Mestalla, e intentando robar una lágrima a los lectores apelando al sentimiento valenciano de un jugador irrepetible. Incluso habrá gente cuyas lágrimas salten de alegría, todo hay que decirlo. Lo que ya nadie duda es que el de la Pobla Llarga ha dejado para siempre su huella en el VCF. 
Pasará a la historia por ser miembro del mejor centro del campo de la historia del equipo del Turia, mano a mano con Rubén Baraja y Pablito Aimar. Su incansable labor defensiva, unida a su capacidad para anticiparse y robar balones en la medular eran parte imprescindible de los éxitos con Rafa Benítez. El seis valencianista se convertía en un ídolo para la grada, en un referente para todo Mestalla, en el estándarte ché que la afición deseaba, quería y veneraba. Era nuestro capitán y conseguía que todos estuviéramos orgullosos de que portara la Senyera en su antebrazo. Y nos convirtió en campeones de Liga, en campeones de Uefa, en los reyes de Europa y en el mejor equipo del mundo. Quién iba pensar que el chiquillo que fichó la cantera allá por el año 1995 se convertiría en el murciélago que sostenía la ilusión y el orgullo de toda una ciudad.
No cayeron más éxitos, pero David era indiscutible en el centro del campo junto con "el Pipo" Baraja, y en la selección con Camacho y Aragonés como seleccionadores.

En un día como el de hoy, me vais a permitir que omita la página negra de su historia, que eluda hablar de entrenadores nefastos y decisiones más que discutibles pasando por tribunales y denuncias sin sentido.
En un día como el de hoy, me encantaría enterrar el hacha de guerra y proclamar la paz entre bandos a favor y en contra, me gustaría que todos recordáramos lo bueno que ha hecho este jugador por el club de sus amores difuminando por completo las polémicas posteriores. 
En un día como el de hoy, desearía que todo el valencianismo alzara su voz y despidiera como se merece al que ha sido nuestro capitán durante casi una década. Al jugador que ha puesto al VCF en el lugar que le corresponde, al hombre que más ha sentido los colores que portaba su camiseta.
En un día como el de hoy, sólo me queda decirle a ese redactor que intenta definir a Albelda, que la única palabra que le hace honor, es Leyenda, porqué los que queremos a este club, siempre le recordaremos.

Gracias por todo David. 

domingo, 9 de junio de 2013

Prefería los "pares y nones"



-...Siete, ocho, nueve y diez! ¡Diez pies de portería! ¿y aquella? 
- Otros diez. Ya podemos elegir equipos.
Diez eran los pasos que separaban ambas farolas del parque, dos porterías improvisadas, pero equidistantes, que delimitaban el campo de batalla de nuestra clase. El honor, el amor propio, el pundonor, eran palabras que casi no conocíamos, pero que ya nos jugábamos en aquellos partidos después de salir de clase, donde afloraban las primeras rivalidades, los primeros odios y amistades. Esas miradas de desafío antes del partido que hacían que te dejaras la piel, literalmente, por llegar a cada balón, y las ganas desmesuradas de demostrar a tus compañeros tu calidad metiendo el balón entre las redes, o entre las farolas...
Pero antes del pitido inicial, había que repartir equipos, y para eso, teníamos un estricto procedimiento. En primer lugar, había que "echar a suertes" quién elegía al primer jugador, y eso se hacía jugando a "pares y nones", al mejor de tres. El ganador tenía derecho a elegir al primer jugador, y el perdedor se conformaba con ir a su zaga, sin discusiones. Uno a uno los jugadores se iban colocando detrás de su capitán hasta formar dos equipos. Ya estaba todo listo para la guerra.

Os cuento todo esto porqué me parece curioso como desde niños, sabíamos repartir. Todos nos conocíamos de sobra, conocíamos perfectamente las habilidades de nuestro compañero de pupitre, y teníamos claro a quién no queríamos en el bando rival. Además, premiábamos la victoria dejando elegir primero en el reparto. Era rudimentario, pero justo.

Ahora, volvamos al presente. Nos encontramos con una Liga Española en la que sólo dos jugadores, de cuyos nombres no me apetece acordarme, tienen el privilegio de poder repartirse a los mejores jugadores del mundo mediante un desigual reparto de ingresos, desequilibrando desde el comienzo un tablero de juego,  que presiden con orgullo ambos clubes, mientras que el resto de competidores se pelean para no caer por el precipicio. Y por supuesto, con la sofisticada red de ojeadores que tienen todos los equipos, el desconocimiento de jugadores no puede ser una excusa.

Podemos poner en entredicho la gestión de los demás clubes, e incluso alabar una magnífica dirección económica de los dos poderosos, pero de lo que no cabe duda, es que algo falla. De que algo está saliendo muy mal dentro de la Liga, de que ya nos hemos convertido en una liga bipolar en la que el campeonato se juega en una eliminatoria a doble partido en el Bernabeu y el Camp Nou como principales sedes. Y así, el fútbol se muere, y tendremos que guardar un amago minuto de silencio por la pérdida de valores. De niños salíamos a comernos el asfalto, la hierba y lo que hiciera falta con tal de ganar el partido y que tus compañeros de equipo estuvieran orgullosos de ti. Como "profesionales" el ritmo del juego lo marca el dinero que ganas si consigues meter un gol. 

Quizá, y antes de que sea demasiado tarde, sea hora de atajar el problema. Fijémonos en nuestra infancia, era divertido, fácil y justo, y eso hacía al fútbol lo grande que es ahora. Repartamos equitativamente los ingresos con una pequeña prima a aquellos que mejor lo hayan hecho el año anterior, quitémonos la falsa máscara de superioridad de "Mejor liga del mundo" y aprendamos de los modelos económicos de Premier League y Bundesliga. Quiero volver a ver los terrenos de juego llenos, repletos de banderas y bufandas, porque aquellos niños que medíamos los pasos entre farolas para poder jugar a fútbol, ahora queremos que la competición y el desafío que tanto queremos, siga vivo.

martes, 4 de junio de 2013

El pasado sólo es uno


Confieso que tengo miedo. El año pasado, en estas mismas fechas, ya era un hecho que Emery no continuaría en el banquillo ché. No era nada nuevo, tras tres años de decepciones constantes y con la sensación de que eramos un pez de acuario disfrazado de pez gordo, era cuestión de tiempo que el vasco tomará un nuevo rumbo y la exigente banqueta de Mestalla tuviera nuevo inquilino.
Se barajaron mil nombres, mil maneras distintas de entrenar junto con mil trayectorias, pero, sorpresa. Se acabó fichando a un hombre de la casa, un apuesta personal de Manuel Llorente que ponía las manos en el fuego por Mauricio Pellegrino. El Flaco, era un entrenador sin contrastar, cuyo mayor éxito en el plano deportivo como técnico era haber sido el segundo de uno de nuestros grandes héroes, Rafa Benítez. La sombra alargada de Rafa y el buen recuerdo de Mauricio como central en el equipo, levantaron la ilusión de una afición que veía la incorporación con buenos ojos. Solo algunas palabras críticas avisaban de que la falta de experiencia podría convertirse en error, y cruzaban los dedos para que sus peores augurios no se cumplieran. Pero como todo lo que puede pasar, acaba pasando, se cumplieron. Cinco goles de una sorprendente R.Sociedad hacían estallar los pañuelos y la paciencia en Mestalla, y acabarón con la participación de un desafortunado técnico argentino que se iría camino de su tierra buscando la gloria en otro lugar que no fuera Valencia.
Hoy, justo un año después, otro mítico defensa, ha firmado un contrato para las próximas dos temporadas como técnico del VCF. No es otro que Miroslav Djukic. Ese central elegante, práctico, que vino a la capital del Turia superando la treintena y que llegó a alzar la Copa del Rey y la Liga. Su frialdad y capacidad de liderazgo se imponían en una defensa que se aupó como una de las más duras de la Liga Española.
Este es el perfil del nuevo entrenador del VCF, una de las cabezas visibles del proyecto de Amadeo Salvo, el sucesor del ya, hoy, ex-dirigente del equipo, Manuel Llorente.
Su paso por la selección serbia, el Hércules y sus brillantes campañas al frente del Real Valladolid le otorgan esa experiencia que Mauricio no tenía, esa carrera fulgurante que el argentino no poseía. Su carácter exigente y frialdad ya han sido ampliamente demostrados y contrastados, y la apuesta por él, lejos de ser arriesgada, parece, a priori, una apuesta segura, decisión del nuevo presidente.

Puede que mi miedo solo tenga su fundación en lo paralelo de las dos contrataciones. en el hecho de ser dos ex-jugadores del club, dos defensas históricos que llegan al equipo para darle ese nuevo aire, esa imagen nueva que, por otra parte, Valverde casi consigue, y que empañó con explicaciones absurdas y anodinas que intentaban sin conseguirlo justificar su "huída" del club que rescató. Quizá ese miedo no sea por la comparación entre entrenadores, quizá Pellegrino fue una apuesta de un presidente nefasto que con una gestión más que discutible no ha conseguido encender ni una chispa de ilusión en el aficionado, y Djukic, sea el "all-in" de Amadeo Salvo, un hombre que llega al frente del VCF con un proyecto serio e innovador, con planes de futuro y que no se basa en palabras bonitas. Quizá mi verdadero miedo sea, que Amadeo Salvo se parezca en algo a Manolo Llorente, y no tanto, que Pellegrino se parezca a Djukic.

domingo, 2 de junio de 2013

De las cenizas...¿qué cenizas?


No pudo ser. Cuando ya tocábamos la Champions con la punta de los dedos, después de remontar cinco puntos en cuatro jornadas épicas, mientras ese balón de Banega lamía la escuadra del Sanchez Pizjuán, de repente, se esfumó.

Nadie nos quitará la cara de idiotas que se nos ha quedado esta noche.
Podemos excusar al equipo basándonos en la más que polémica actuación arbitral, e incluso buscar escudo en un hipotético complot de la RFEF para meter a la Real en Champions, podemos ser más autocríticos y achacar la Europa League al principio negro de temporada con Pellegrino en el banquillo, o directamente culpar a la mala suerte. Pero lo que es cierto, es que somos quintos, y cuánto antes se asimile, antes se levantara el equipo y el ánimo de su afición.

Es hora de pensar en el futuro, Valverde ya queda atrás, viene Djukic, un entrenador que SI quiere entrenar el VCF y que no se ha acobardado ante la situación social y económica que arrastra el club. Se irán jugadores importantes como Rami, que con sus últimas declaraciones y actuaciones dentro y fuera del campo ha perdido todo el respeto que se había ganado de la afición. Lo único que deseo es que los que se queden vean al VCF como lo que es, un club grande donde triunfar, una camiseta que respetar, y no como un trampolín para saltar a otros clubes. 

Nueva directiva, nuevo entrenador, nuevo proyecto. Hay que barrer toda la basura instaurada en el club. Mejorar la cantera y la marca del VCF y empezar con ilusión. Ahora es cuando los jugadores que de verdad quieren jugar en el club lo deben demostrar quedándose, confiando.

No me quedan fuerzas para explicar cada jugada del partido, la obra de arte de Éver, los penaltis no pitados, la roja a Jonas, o los goles de Negredo y Soldado. Sólo me levanta el ánimo pensar en el futuro, creer que las cosas, por fin, y tras varios años de sinsentidos varios, se hagan como tocan, con la lógica por bandera y la responsabilidad como guía, porque esta afición es lo que se merece.

Este blog empieza de nuevo, me hubiera encantado volver pensando en la Champions League del año que viene y especulando sobre los rivales que nos podrían tocar en la previa. Por el contrario, vuelvo lleno de ilusión, de sueños y esperanzas con el nuevo rumbo que va a coger el VCF.

Pasarán jugadores, entrenadores y presidentes, pero nosotros nos quedamos. Nos dan por muertos, tengo claro que demostraremos que se equivocan, no hay cenizas, solo ilusión, un paso atrás para coger impulso. No lo tenía demasiado claro, pero después de lo de esta noche, creo que el ideal que mejor sigue definiendo este blog es la de que:

Un sentimiento tan puro, siempre merece ser apoyado. 

¡Amunt València!