lunes, 5 de agosto de 2013

A ritmo de tango en EEUU


El himno americano sonaba en el Metlife Stadium de New Jersey dando la bienvenida a un Valencia que quería y necesitaba la primera victoria de la pretemporada. Con un once similar al del partido ante el Milán en Mestalla, Djukic daba entrada al terreno de juego a Viera, Michel y Bernat, y dejaba la portería en manos de Alves.
Desde el pitido inicial, el conjunto ché se hizo cargo del control del balón y obligo al Inter a pegar cerrojazo atrás. Un dominio controlado y orquestado por Éver Banega. El argentino encendió su reproductor de música y puso sus botas en modo tango. Con el compás exacto abría el balón a la bandas, dejando espacio en la pista para Joao y Bernat, que disfrutaban rompiendo a una defensa interista que empezaba a verse desbordada desde el minuto uno. Viera añadía un toque canario al carril izquierdo dándole alegría al juego, mientras Feghouli retocaba la canción con ritmos africanos recién traídos de Argelia. Un sinfonía perfectamente sincronizada que resonaba en todo EEUU y que tomaba forma de apisonadora. Los violines y contrabajos anunciaban el punto álgido de la canción a la vez que el de Rosario alzaba su pierna derecha y fijaba su mirada en la escuadra derecha italiana. Imparable. El Valencia se ponía por delante en el marcador por primera vez en toda la pretemporada.
El Inter afinó sus instrumentos y empujó el balón hacia terreno valenciano. Dos fallos de Joao acabaron en sendos disparos de Guarín y Pereira que salieron rozando el poste izquierdo de la portería del brasileño. Poco les duró el aire a los rivales. El equipo volvió a entonar su mejor versión y volvía al ataque, a la presión, a las triangulaciones en el centro del campo. En definitiva, se movía al ritmo que Banega marcaba, él era el compositor, productor y director de la sinfonía perfecta.
Un balón mal rechazado por la defensa de un córner cayó en las botas del mago canario. No se lo pensó dos veces y armó su pierna para volver a devolver a Djukic la plena confianza que ha puesto en él durante toda la pretemporada. El esférico rebotaba en la cabeza del central y entraba directamente a las mallas. 2-0, el concierto en todo lo alto y un Inter que no podía estar más desafinado.
Al comienzo del segundo tiempo, un desaparecido Alcácer daba paso a Jonas en la delantera. Cinco minutos tardó el brasileño en formar sociedad con Viera y estampar su primer balón contra el poste, eclipsando la primera parte -por no decir toda la pretemporada- del canterano valenciano. Esa misma sociedad fue la que fabricó el 3-0. La sociedad canario-guaraní funcionó a la perfección y dejó solo al ariete que se marchó del meta para pasearse por la línea de gol y hacer el tercero de la noche. A Juan Jesús, el defensa interista debió darle dolor de cabeza el concierto ché y decidió intentar pararlo pegándole un auténtico golpe de kárate a Jonas en el cuello. Una acción que el árbitro no consideró como agresión y que dejó tintada de un insuficiente color amarillo.
El espectáculo llegaba a su fin, y el director serbio decidió que no iba a hacer más cambios. El aire de los pulmones empezaba a escasear, y aún así seguía siendo mucho más intenso que el descoordinado ritmo italiano, que no fue en ningún momento capaz de deleitar al público ni de poner en peligro a la defensa ché.
Las gradas pedían un bis y el equipo no dudó en ofrecérselo. Joao Pereira, incansable durante todo el partido, combinaba con el Feghouli del partido ante el Bayern, que dejaba a Jonas en bandeja su doblete. El portero dejó la tensión en todo lo alto con una palomita espectacular y a ritmo de redobles de tambor Viera empalmaba el balón en el aire para apuntarse su segundo tanto de la noche. Un broche de oro inmejorable que cerraba el telón del auditorio, y  dejaba un aplauso atronador que enmudeció New Jersey.  
Primera victoria de la pretemporada, sensaciones más que buenas y confianza a raudales para afrontar el partido del martes ante el Everton por la quinta plaza del torneo.
Quizá la música amanse a la fieras, pero en Valencia, despierta gigantes.

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