lunes, 17 de diciembre de 2012

Luces de Bohemia

Durante toda esta semana, me propuse ver los partidos del VCF intentando dejar atrás el fugaz paso de Pellegrino por el banquillo, y procurando olvidar el mal juego y los despropósitos anteriores, prometiéndome a mi mismo no ser excesivamente crítico con un equipo que tenía todo por demostrar.
Y rompí mi promesa. El partido de ayer puso a prueba la capacidad comunicativa de cualquier cronista, dejando un encuentro plagado de interrupciones, donde la nada era el dato más interesante. Ante un panorama tan desolador, el aficionado de Mestalla se debatía a si mismo entre el aplauso, el pito y el bostezo, intentando decantarse por elogiar la actitud defensiva, criticar duramente la falta de ideas en ataque o, por último, dormirse ante el pésimo espectáculo que dieron los jugadores ayer en el terreno de juego, un partido por el que desde luego no valía la pena pagar una entrada.
Y como he dicho, al final de la primera parte mantenía mi promesa de no juzgar duramente a un equipo, que debía volver a formarse con un nuevo entrenador, y al que por tanto le daba un margen de error, que por otra parte no se podían permitir si de verdad aspiran a terminar en puestos de Champions League. Seguía viendo "brotes verdes" en este VCF de Valverde, continuaba observando una palpable mejoría defensiva, con una mejor actitud de presión al rival en el centro del campo que permitía al equipo robar más balones, pero todas esas buenas intenciones se deshacían cuando el balón pasaba el círculo central en nuestro poder. La ausencia de imaginación reinó ayer en Mestalla, dejando cantidad de envíos sin destinatario de un Banega negro, que de nuevo mostró su irregularidad en el terreno de juego, con un Tino totalmente desaparecido, llegando tarde a gran parte de los cruces y siendo incapaz de crear juego. A las bandas les faltó chispa y balones de ese centro del campo. Mención especial merece Jonas, capaz de pasar inadvertido durante todo el choque habiendo sido titular durante casi todo el partido hasta en dos posiciones distintas, hasta que fue sustituido por Juan Bernat. Y por último Soldado, desquiciado ante la falta de balones y ocasiones, pero en mi opinión, objeto claro de un penalti que el árbitro no señalo.
Entre bostezos llegábamos a los minutos finales de partido, donde el Tino hizo bueno el trabajo defensivo del Rayo durante todo el partido, cometiendo un inocente penalti sobre Trashorras. Ironías de las vida, que esa pena máxima la transformará el Chori Domiguez, ese jugador que volvía a Mestalla tras haber pasado aquí un par de años sabáticos sin hacerle caso al balón. Y no falló, engaño a Diego Alves y puso el 0-1 en el marcador a falta de solo 5 minutos. Poco tiempo de reacción para un equipo que no había tirado entre los tres palos en los 85 minutos anteriores.
Final del partido y el "Llorente vete ya" volvía a resonar por segundo partido consecutivo en el feudo valencianista.
El cojín de mi casa salió disparado hacia la pared de mi habitación, dando un fiel reflejo de la rabia contenida producida por el vano intento de mantenerme una promesa. Valle-Inclán no hubiera escrito mejor esperpento que el vivido ayer en Mestalla, deformando una realidad que cada vez aparece más oscura.
Siendo sincero, y como reflexión final a lo vivido ayer, creo que el VCF está inmerso en una crisis profunda de identidad. Al borde del precipicio entre equipo grande y equipo sin más. El problema viene cuando no tomas una decisión al respecto y terminas cayendo entre medias de las dos posibilidades. Y como toda crisis, creo que hace falta un revolución. Una revolución que devuelva al equipo al sitio que merece históricamente, y eso pasa únicamente por que los jugadores de club sientan esa camiseta que llevan encima de los hombros como una responsabilidad ante toda una afición. Lo ideal no sería una responsabilidad, sino un sentimiento mutuo de equipo, pero hasta un sentimentalista como yo es consciente del grado de dificultad de tal hazaña. De alguna forma que desconozco se consiguió con el equipo del doblete comandado por Albelda y Baraja, se logró con Mendieta llegando a dos finales de Champions y ganando la Copa del Rey. Un factor común reina en estos dos equipos, el liderazgo. Un lider,gente comprometida con la causa, y que no vea al VCF como un trampolín, como desgraciadamente Llorente lo ha convertido en los últimos años, pienso que serían la mejor solución. Hasta que esa revolución no se produzca, me temo que las Luces de Bohemia seguirán encendiéndose cada fin de semana en Mestalla, anunciándonos el comienzo de un nuevo esperpento. Amunt!

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